Autor: Sealtiel Enciso Pérez
La California del Sur, la California original, ha sido tierra fecunda en historias y tradiciones. Sus habitantes somos gente creativa y muy participativa que siempre estamos buscando la forma de mejorar aquello que se nos ha legado. En esta ocasión vamos a hablar sobre el hermoso traje “Flor de Pitahaya”, su historia y el orgullo que sentimos cuando vemos que nos representa en todo el mundo como nuestro traje típico femenino.
Existe una serie de errores en cuanto a la fecha en la cual se definió al traje Flor de Pitahaya como el traje típico de nuestra entidad así como la adjudicación de la autoría del mismo. Ignoro si los mencionados errores son producto de la falta del deseo de investigación o producto de malévolas intenciones por ocultar la paternidad de esta obra, pero como siempre, la verdad surge al final y resplandece tal como los rayos de nuestro astro rey.
Corría el año de 1951 (no de 1955 como en algunos sitios se menciona), cuando el Club de Leones de La Paz, B. C. (no fue el Gobierno del Territorio, como se ha dicho en algunos escritos) lanza la convocatoria en un Concurso Abierto para que se presentaran propuesta de un traje típico femenino que representara al Territorio de Baja California Sur en el Congreso Nacional de Leones que se celebraría en esta ciudad capital el día 5 de julio de 1951.
La mencionada convocatoria se hizo del conocimiento del público paceño y llega a las manos de la señorita Susana Avilés Hirales, la cual en ese entonces estudiaba en la prestigiosa Escuela de Enseñanzas Especiales No. 27, que dirigía la respetada Profra. Concepción Casillas Seguame. La Srita. Hirales, deseosa de participar en el mencionado concurso empieza a idear la forma y diseño del traje, y se le viene a la mente una anécdota de su infancia. Recordó que cuando era niña y estudiaba en la primaria, se convocó a un concurso de dibujo para seleccionar la Flor que caracterizara a nuestro Territorio, se presentaron muchos y muy hermosos dibujos, pero al final, el ganador fue sólo uno: Una hermosa e imponente flor de pitahaya.
Para aquellas personas que no lo sepan, la Pitahaya es una planta cactácea, y como tal, muy resistente a las sequías. La planta es un cactus suculento, rústico, de tallos largos triangulares. La flor de pitahaya, que es tubular, es tan bella como breve, pues sus finos y largos pétalos blancos o rosados se abren desde el cáliz, con una textura y fragancia especial de efectos sedantes, pero sorprendentemente efímera, pues parece deslumbrante por la mañana y a medida que empieza a sentir el calor del sol se deshidrata súbitamente. Se abre una sola vez en las horas nocturnas. Como nos podremos imaginar, la belleza de dicha flor y el contraste con el cuerpo de la planta erizado de espinas, produce un efecto de asombro y admiración ante toda persona que la ve.
Una vez decidido el motivo que plantearía en el traje con el que concursaría, Susana pide apoyo a sus maestros y compañeras de la Escuela tanto para dibujar los “motivos” que llevaría el traje como la confección del mismo. La falta y la blusa fueron pintadas a mano con la técnica de óleo y basado en los diseños del Dr. José Torre Iglesias. Las alumnas que ayudaron en este trabajo de pintura fueron Rosalba B. de Castillo, Altagracia de Irizar y Estela Beltrán Cota. Las maestras que cortaron la tela e hicieron el diseño físico del traje fueron Alejandrina Cota Carrillo, maestra de corte y confección, y la maestra de costura María de los Ángeles Cota; las cuales fueron asistidas por las alumnas Matilde Avilés Hirales, Rosalba B. de Carrillo, Guadalupe Ruiz S. y Carmela R. de Peláez.
Dicho lo anterior queda aclarado que la autoría del traje no fue de la Profra. Alejandrina Cota Carrillo, como en algunos sitios de internet se menciona, sino que la idea original fue de Susana Avilés Hirales. La Profra. Cota Carrillo, fue la encargada, junto con la Profra. Cota y sus alumnas, de confeccionar el vestido. Susana Avilés H. siempre aseguró que “había sido un trabajo de equipo”, y modestamente ella sólo se atribuía la idea original. Aseguraba que “como ella no era buena para dibujar” necesitó de la ayuda de sus maestros y compañeras para concretar el traje. También queda aclarado que el origen de la idea de “la flor de pitahaya” para el traje, no se basó en la leyenda que realizó el Profr. Manuel Torre Iglesias sobre esta flor, sino fue producto de una anécdota personal vivida por la Srita Susana Avilés H.
El día 1 de mayo de 1951 se realizó el tan esperado concurso en el cual se presentaron 6 diseños de trajes. El sitio donde se llevó a cabo este concurso fue en el Kiosco del malecón, y algunas de las bellas damas que portaron estos trajes fueron: Paz Amador, Matilde de Yuén, María Consuelo Díaz Bonilla, Conchita Mendía, Lupe Cardoza, Rosina Hidalgo y Susana Avilés Hirales. Después de la pasarela y la deliberación de los jueces se determinó que el traje ganador era el presentado por la Escuela de Enseñanzas Especiales No. 27. El premio para el primer lugar consistió en la cantidad de 500 pesos. A pesar de que el mencionado concurso había sido organizado por un Club de la Sociedad Civil, el Gobernador del Territorio en ese entonces, el Gral. Agustín Olachea Avilés, decide retomarlo para otorgarle el distintivo honorario de “Traje Oficial de Baja California Sur”. El mencionado nombramiento se le otorgó el día 5 de mayo durante un evento celebrado con motivo del aniversario de la “Batalla de Puebla” y que tuvo lugar en el Jardín “Máximo Velasco”.
Posteriormente en el mes de septiembre del mismo año, la Srita. Susana Avilés y 3 de sus compañeras de escuela, fueron seleccionadas para acudir a la Ciudad de México, D.F. a representar a nuestro estado en una Convención Nacional de Estudiantes Técnicos. En ese entonces, el gran historiador Sudcaliforniano, Pablo L. Martínez, el cual se encontraba en esa ciudad, decide contactarlas y realiza un reportaje sobre el origen del traje y el concurso en el cual resultó electo, publicándolo en su revista “Baja California. Revista típica peninsular” en su edición de septiembre 30 de 1951.
A continuación se describe el traje:
“Falda:La falda usualmente debe ser de color rojo y es semicircular. Tiene pintado un cactus y de este salen tres ramificaciones de color amarillo. Cada una tiene flores y frutos de pitahaya. Las flores están distribuidas de la siguiente manera: dos se encuentran a los costados de la falda y una está ubicada en la parte superior frontal de la misma; es decir, justo a la altura de la cintura. En la parte inferior de la falda se dibuja una línea verde; de esa línea sale el cactus. La falda termina con un holán que se encuentra justo debajo de la línea verde y es de color blanco. Para pintar los cactus, las flores y los frutos se utilizan los colores amarillo, rosado (algunas veces este color es cambiado por un fucsia o un color similar) y verde. Con el color amarillo se pintan las tres flores de pitahaya y también se crean los brillos en los cactus y en los frutos. El verde es utilizado para pintar el cactus y con el rosado se pintan los frutos de esa planta.
Blusa:La blusa del traje típico del estado de Baja California Sur es de color blanco y tiene el cuello ovalado. Tiene un escote distintivo, ya que el mismo tiene forma de flor. La flor puede ser bordada o pintada y es adornada con lentejuelas que combinen con los colores de la flor. Ha algunos casos en los que el escote no tiene la forma de la flor de pitahaya.
Tocado y accesorios: La mujer se peina el cabello en forma de moño y sobre este le coloca una especie de tul blanco que puede tener forma de flor. Por su parte, los accesorios que llevan las mujeres usualmente son aretes y collares de perlas o de plata. El calzado suele ser zapatos de tacón de color rojo.”
Como dato final apuntaré que de acuerdo a versiones de algunas personas conocedoras sobre la historia del traje “Flor de pitahaya”, aseguran que el traje original, el que fue hermosamente pintado, se perdió irremisiblemente. No se sabe si fue destruido o pasó a formar parte de la colección particular de una persona que lo sustrajo del lugar donde estaba resguardado.
Es mi mayor deseo que el maravilloso legado de este traje tan hermoso, su historia y todo lo que tuvo qué ver durante el peregrinar para ser seleccionado como traje típico, no se pierda en el olvido sino que perdure por muchos años para solaz de las nuevas generaciones.
Bibliografía:
ü Crónicas de mi puerto La Paz 1830-1959 - Rosa María Mendoza Salgado
ü Revista “Baja California. Revista típica peninsular” - Septiembre 30 de 1951.
ü Sudcalifornios.com
ü divinortv.blogspot.com
ü bailestipicosbcsur.blogspot.com
ü profesorenlinea.cl
ü sites.google.com/site/laredanzaudg
ü lifeder.com
ü 109bajacaliforniasur.blogspot.com
ü esdanzablog.wordpress.com
ü bajacalifoornis.blogspot.com
ü artesehistoria.mx
ü kbberic.blogspot.com
ü es.wikipedia.org
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