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Elaborado por el Lic. Sealtiel Enciso Pérez
Más allá de la crítica mediática de que en el distrito sur de la Baja California no hubo grandes movimientos armados ni caudillos tan renombrados como en los estados del centro y sureste del país, nuestra tierra Sudcaliforniana también se vio envuelta en la oleada de protestas derivadas de las grandes injusticias e inequidades que se habían gestado algunas desde el tiempo de la colonia y sus misiones otras más derivadas de la política social y económica del régimen porfirista.
Algunas de causas que originaron los levantamientos armados fueron los efectos de la especulación de los alimentos y mercancías en las tiendas propiedad de las familias favorecidas por el régimen gobernante; así como la prohibición de realizar actividades económicas en casi toda la extensión de las playas y mares sudcalifornianos, ya que habían sido concesionados a compañías mexicanas y extranjeras las cuales se obtenían pingues ganancias a costa de la pobreza de la mayoría de los habitantes de estas tierras.
Cuando inició el levantamiento armado en contra del gobierno presidido por el Gral. Porfirio Díaz Morí, el 20 de noviembre de 1910, y el cual fue encabezado por el Sr. Francisco I. Madero, tomando como bandera el Plan de San Luis, en el Distrito Sur de la Baja California prácticamente no humo manifestación alguna que atacara la paz existente en estas tierras. Según reportes de los mismos jefes militares, la población y la milicia sólo contaba con un puñado de rifles y menos de 1200 balas.
Fue hasta los años de 1911 en que algunos trabajadores enganchados en Sonora y Sinaloa, traen a Santa Rosalía la información de las ideas de revelarse en contra de los abusos que se cometían por los propietarios de la mina “El Boleo”, sin embargo ya para esas fechas, los potentados y representantes de esta empresa en aquel lugar habían formado y apertrechado a una “guardia blanca” la cual apresaba y en no pocas ocasiones asesinaba a los trabajadores que eran sospechosos de sostener ideas revolucionarias. Todo esto bajo la mirada cómplice y silenciosa de las autoridades civiles ya que eran sobornadas e incluso “colocadas en estos puestos” por los poderosas administradores de la empresa minera.
En esta ciudad de La Paz, el 1º. De marzo de 1911, miles de personas se manifestaron exigiendo que el Gobierno Federal los apoyara revocando la Concesión que había otorgado a la compañía inglesa de extracción de perlas “Mangara” la cual había prohibido a los pobladores locales realizar cualquier actividad de pesca en sus dominios. La anterior prohibición que ya había durado muchos años había sumido en la pobreza a todas las familias humildes del puerto y la situación originaba un gran descontento e inconformidad social. La respuesta del gobierno fue nula y simplemente pospuso cualquier negociación al respecto. La presión popular no cejó en su empeño y es a finales de mayo de 1911 en que las autoridades de todos los municipios del Distrito Sur de la Baja California, las cuales habían florecido bajo el gobierno porfirista y que le eran leales, fueron obligadas a renunciar.
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Afortunadamente para los sudcalifornianos el relevo en estos puestos de elección popular fue de manera civilizada y haciendo uso de los cauces legales existentes: el sufragio universal. Para tal fin los contendientes a ocupar las Presidencias Municipales se aglutinaron en 2 grandes propuesta políticas: El Comité Democrático Californiano (formado por la naciente fuerza política y adherido a los principios Maderistas) y el Club Liberal “Guillermo Prieto” (en el cual figuraban familiares y amigos de todos aquellos que por más de 3 décadas habían tenido el poder político y que eran simpatizantes de las ideas porfiristas). Los comicios electorales se llevaron a cabo en enero de 1912 y resultó con el aplastante triunfo de todos los candidatos del Comité Democrático Californiano los cuales fueron instalados pacíficamente y dio inicio una nueva etapa política en esta parte del territorio Californiano.
Durante el año de 1912 las nuevas autoridades iniciaron sus trabajos tratando de acostumbrarse a este nuevo orden de la situación nacional. Fue en mayo de 1912 cuando el gobierno Maderista publica un decreto mediante el cual se rescindía el convenio que se tenía con la Compañía “Mangara” con lo cual se permitía la pesca libre en todas las costas de la península. Esto fue tomado con algarabía por los habitantes del estado los cuales sintieron que estos cambios llevarían a un mejor futuro a sus familias.
Sin embargo, tras los cruentos sucesos ocurridos en el año de 1913 y en los cuales perdió la vida el Sr. Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez, asesinados por la asonada encabezada por Victoriano Huerta, de nuevo la breve tranquilidad que se vivió en nuestro territorio sudcaliforniano fue truncada. El 28 de febrero de 1913, llegó como jefe político del Distrito el Sr. Federico Cota, el cual tras enterarse tiempo después de la muerte de Madero y Pino Suárez, no tuvo el menor empacho en dar su lealtad al régimen usurpador recién autoproclamado del Gral. Victoriano Huerta.
Durante el año de 1913 ocurrió una abierta pugna entre las autoridades municipales de todo el distrito las cuales eran fieles a los ideales Maderistas y, las autoridades leales al Jefe Político quienes defendía el nuevo régimen del traidor Huerta. Durante este periodo el Comité Democrático Californiano, a través de todas sus oficinas establecidas en el territorio estatal, fue un importante hilo conductor de las ideas liberales y subversivas que pretendían unirse a las fuerzas que buscaban expulsar a Huerta de la presidencia y realizar comicios libres para elegir a un nuevo presidente. En el mineral de Santa Rosalía y en diversas rancherías del municipio de La Paz es en donde se gestan diversos movimientos de resistencia buscando iniciar con la lucha armada.
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El movimiento armado más organizado y que aglutinó al mayor número de integrantes fue el encabezado por la Junta Revolucionaria Democrática y donde el Sr. Félix Ortega Aguilar era la figura preponderante. En el mes de junio de 1913, el jefe político decide cesar en sus cargos a todos los integrantes del Ayuntamiento de La Paz, buscando con ello el dejar si fuerza y apoyo a cualquier movimiento disidente, sustituye a éstos con personas que ya habían estado en las administraciones durante la época porfirista y que simpatizaban con él y con sus ideales Huertistas. A partir de este suceso las autoridades del distrito encabezadas por el jefe político Federico Cota, inician una serie de acosos en contra de aquellas personas que consideraban formaban parte del movimiento disidente. Es el 20 de junio de 1913 cuando se signa por todos los que formaban parte de la junta revolucionaria democrática el llamado “Plan de las Playitas” (el cual recibe este nombre por haber sido redactado en el rancho Playitas de la Concepción, en la municipalidad de La Paz y propiedad del Sr. Félix Ortega Aguilar).
Sin embargo no es sino hasta el 28 de julio del mismo año en que Félix Ortega y un puñado de hombre deciden iniciar las acciones bélicas para derrocar al régimen espurio y recuperar al distrito sur de la Baja California para el orden Constitucional de México. Los nombres de los integrantes del grupo de revolucionarios que acompañaban en sus acciones a Félix Ortega eran: Benito J. Estrada, Manuel G. Amador, José Ma. Ibarra, Alberto G. Hermosillo, Simón Mendoza, José Rodríguez, Ramón Mendoza, Nicolás F. Antuna, Martín Núñez, Arnulfo Navarro, Espiridión Díaz, Bernabé Manríquez, Niccolás Verdugo, Herlindo Cortés, Armando Leyva, Jesús Ruiz. Manuel Cardoza, Francisco Romero, Fernando Mendoza, Juan M. Arballo, Jesús Rivas, Doroteo Beltrán, Matías Amador Y Roberto Mendoza.
Las primeras escaramuzas se llevaron a cabo en los poblados de El triunfo, San Antonio, San José del Cabo, el rancho La Ballena yLa Ribera, en este último sitio se llevó a cabo una cruenta refriega en donde las fuerzas Orteguistas dieron muestras del “valor californiano” logrado una gran victoria, la cual culminó con la muerte de Leocadio Fierro, conocido popularmente como El Cabo Fierro, un sanguinario personaje que perseguía con saña a los alzados.
Mientras tanto en la ciudad de La Paz y otros puntos del estado, los simpatizantes con el movimiento revolucionario eran encarcelados y enviados a presidios de Sonora y Sinaloa buscando con ello minimizar los apoyos que pudiera recibir el grupo revolucionario. Para estas fechas se habían enviado refuerzos militares a Santa Rosalía, San José del Cabo y La Paz, los cuales buscaban afanosamente acabar con cualquier grupo rebelde. Durante esos días los combates continuaban en el Rancho de La Trinidad y el poblado de Santiago, en donde se alternaban los triunfos de las fuerzas revolucionarias y las leales al Huertismo. Finalmente las fuerzas Orteguistas fueron obligadas a replegarse a las inmediaciones de la Sierra de la Victoria donde se mantenían a salto de mata perseguidas muy de cerca por los militares. En el rancho El Guéribo Gordo recibieron apoyo de los pobladores avituallándolos de comida y medicinas.
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Mientras tanto en el norte del distrito, en el mes de octubre de 1913 es cuando un grupo de 50 soldados rebeldes, enviados por el Gral. Alvaro Obregón, llegaron al puerto de Mulegé y de ahí iniciaron su campaña emancipadora por los poblados de San Ignacio, San José de Comondú e incluso intentaron tomar Santa Rosalía sin lograrlo ya que este poblado se encontraba fuertemente custodiado por fuerzas federales y guardias blancas armadas por la propia Compañía Minera “El Boleo”. Es durante estos hechos que pierde heroicamente la vida el Sr. Manuel F. Montoya.
Respecto a los rebeldes orteguistas, reactivaron sus operaciones en el mes de diciembre de 1913, atacando el rancho Agua Caliente, Santiago, Miraflores, Caduaño y Todos Santos. En el mes de febrero de 1914 se registraron ataques en el rancho El Clavellinal y de nuevo en San Antonio y Miraflores. Para ese entones el jefe político del distrito sur de la Baja California era el Sr. Gregorio Osuna, el cual siempre se mostró tolerante con los familiares de los revolucionarios así como con aquellos acusados de ser simpatizantes de los mismos. Fue en el mes de marzo de 1914 en que este jefe político decidió capitular con el bando revolucionario. Para esas fechas todo el Noroeste del país estaba en poder de los Revolucionarios encabezados por el Gral. Venustiano Carranza. En el mes de abril, los poblados de Miraflores, Santiago, Todos Santos y La Ribera estaban en poder de las fuerzas Orteguistas. Sin embargo en el mineral de Santa Rosalía, los jefes de la compañía “El Boleo” seguían arremetiendo en contra de todos los obreros que tuvieran vinculaciones con los grupos revolucionarios. En el mes de abril fusilaron a 12 de estos rebeldes buscando con ello atemorizar a los habitantes, logrando con ello que más personas se unieran a la causa revolucionaria.
El desenvolvimiento de los acontecimientos militares en el interior del país a favor del Constitucionalismo obligó a Victoriano Huerta a huir del país el 15 de julio de 1914. El día 18 de julio, Miguel L. Cornejo, procedente de Sinaloa y acompañado de una columna expedicionaria de militares revolucionarios, a cuya cabeza venía el teniente coronel Camilo Gastelum y el mayor Abraham Aguayo, desembarcó en la Paz después de un combate de casi 4 horas con los federales, auxiliados por algunos vecinos de la ciudad. Durante los siguientes días y hasta el 5 de agosto, los jefes revolucionarios Félix Ortega, el cual se ganó el título en base a sus ideales Maderista y acciones en combate contra las fuerzas usurpadoras, y Miguel L. Cornejo, el cual lo obtuvo negociando el apoyo de los comerciantes y potentados de La Paz, antes leales a Díaz y a Huerta, para ahora otorgárselo a Obregón y Carranza; convinieron con las fuerzas federales la evaluación pacífica de las plazas de San José del Cabo, Mulegé y Santa Rosalía.
A partir de este momento finalizó la única gesta armada que tuvo lugar durante el episodio histórico denominado “La Revolución Mexicana” y nuestro distrito regresa al cauce de dirimir cualquier controversia a través de las instituciones legales y de gobierno.
Bibliografía consultada:
“Motivaciones y actores de la Revolución Mexicana en Baja California Sur”. Edith González Cruz.
“Baja California Sur”. Ignacio del Río y María Eugenia Altable Fernández.
“El Gobierno del General Félix Ortega. Informes, decretos, manifiestos y actas (enero – mayo de 1915)”. Edith González Cruz e Ignacio Rivas Hernández.
“La formación del mercado en Baja California Sur hasta la Revolución Mexicana”. Cristina Ortiz Manzo.
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