Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Cuando los primeros pobladores de la península, hace ya más de 12 mil años, empezaron a explorarla buscando fuentes de alimentación recurrieron no sólo a las especies animales y vegetales que encontraron en sus desiertos y serranías sino también tuvieron que alimentarse de los peces y demás animales marinos que abundaban en sus costas.
Las fuentes de información que poseemos en la actualidad y que nos sirven para hacernos una idea del tipo de alimentación de los grupos indígenas que poblaron esta tierra de California: pericúes, cochimíes y guaycuras; son los escritos dejados por los Jesuitas, los exploradores enviados por los virreyes de la Nueva España así como textos aislados dejados por piratas, navegantes y demás personas que de forma intencional o arrojados por algún temporal llegaban a estas tierras y se veían en la necesidad de vivir aunque sea por un tiempo con estos pueblos indígenas. Aunado a lo anterior, los estudios arqueológicos que se han realizado desde hace varias décadas por personal de la UABCS y del INAH han dado cuenta, al analizar los restos de asentamientos de estos grupos indígenas así como los entierros que practicaba, en diferentes lugares de nuestro estado, de la alimentación que tenían y sus hábitos en cuanto a la preparación de dichos alimentos.
De acuerdo a las fuentes de información ya mencionada, sabemos que podemos dividir al total de los indígenas que habitaron esta península en serranos y playanos. Los primeros eran aquellos pobladores primigenios que pasaban la mayor parte del tiempo, incluso algunos exclusivamente, buscando su alimento en el desierto o la serranía; por playanos nos referimos a los demás pobladores que obtenían su alimento de los peces y demás animales marinos que capturaban en las costas. Sin embargo es importante recalcar que unos y otros no necesariamente tenían una dieta alimentaria monolítica sino que había ocasiones que los serranos bajaban hacia las costas a consumir animales marinos y los playanos iban a la serranía y desierto en busca de animales que sólo ahí habitaban.
Dentro de los grupos denominados como playanos se han podido identificar una mayor cantidad de asentamientos en las costas del Mar Bermejo o Golfo de California. Lo anterior se explica debido a que sus aguas son más tranquilas, sin gran oleaje y repletas de bahías y esteros en donde se reproducen en gran cantidad los peces y demás animales marinos. Por la parte occidental, del Océano Pacífico, las marejadas son más violentas y por lo general los peces se alejan de estas costas a excepción de que existan esteros naturales en donde se protejan de las inclemencias de este mar. Tal es el caso en nuestra península de la Bahía de Magdalena, una gran extensión de esteros que se encuentran protegidos por las Islas Magdalena y Santa Margarita, las cuales de forma natural crean este ecosistema en donde abundaban de forma increíble una gran cantidad de peces, de los cuales se alimentaban nuestros indígenas.
El impacto de la forma de vida en torno al mar, a la alimentación de las especies que en él se encontraban y en general a hacer girar la vida de todos sus habitantes a este contexto, los hizo que paulatinamente los integraran a su cosmogonía o forma de interpretación del Universo. Por ejemplo, en los escritos de Miguel del Barco y Juan Jacobo Baegert mencionan que los Guaycuras creían que el demonio Guamongo había creado un gran estero, probablemente en Nopoló y Puerto Escondido, en donde estuvo escondido. Llenó todo este sitio de una gran cantidad y variedad de peces de los cuales se alimentó mientras duró su cautiverio. Para los Pericúes en cambio, ellos creían en un Dios al cual llamaban Niparajá el cual había creado el mar y a las criaturas que en él vivían. En una cueva que existía bajo el mar encerró a su rival Bac-Tuparán, y creó a las ballenas para que custodiaran esta cueva e impidieran la salida de éste hacia la tierra.
Lamentablemente todas estas culturas no desarrollaron un sistema de escritura por medio del cual nos legaran sus tradiciones y costumbres, pero es muy probable que existieran creencias que influenciaran las actividades “playanas”. Se sabe que los Cochimíes tenían la creencia de que no debían de consumir el pescado que capturaban ya que de hacerlo traerían la desgracia sobre ellos. Es por lo anterior que por lo general estos pescadores sólo se alimentaban de la fruta y demás vegetales que obtenía la familia mientras éstos daban pescados para saciar el hambre de casi todos los miembros de su grupo. Los ignacianos Segismundo Taraval y Miguel del Barco, nos dejaron en sus escritos una gran cantidad de referencias en donde nos describen las grandes habilidades que tenían los indígenas “playanos” para capturar peces y trasladarse en rudimentarias canoas incluso a distancias grandísimas dentro del mar.
Como legado de la influencia que tuvo su vida “playana” en su cultura, hoy en día se pueden admirar una gran cantidad de petroglifos y pinturas rupestres con la técnica de Gran Mural en donde dejaron plasmadas algunas de las criaturas marinas de las que se alimentaban y a las cuales conocían muy bien: rayas, peces, lobos marinos, ballenas, caguamas e incluso algunos animales que no han podido ser identificados. Cientos de cuevas en la Sierra de San Francisquito y Guadalupe dan cuenta de todo lo antes mencionado.
Bibliografía:
ü BAEGERT, Juan Jacobo, Noticias de la Península de California, México, Antigua Librería
Robredo, Traducción por P. Hendrichs, 1942.
ü BARCO, Miguel del, Historia Natural y Crónica de la Antigua California, México. UNAM,
2da., Edición, Introducción y notas Miguel León Portilla, (serie historiadores y cronistas de
Indias/3), 1988.
ü CLAVIJERO, Francisco Xavier, Historia de la Antigua o Baja California, México, Editorial
Porrúa, S.A. 1990.
ü FUJITA, Harumi, Recolección de moluscos entre los indígenas de Baja California: análisis
etnohistórico y arqueológico, Tesis licenciatura en Arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia, ENAH, México. 1985.
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