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Cómo describían los Jesuitas, el origen y la forma de ser de los Californios



Californios. Dibujo del padre Ignacio Tirsh

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Algo en lo que coincidían todos los grupos de nativos de la California cuando se les preguntada que de dónde procedían sus antepasados, era que aseguraban venir de septentrión, del norte. Similar respuesta daban los demás grupos étnicos de la Nueva España como si eso fuera una respuesta concensada más que real. Sin embargo en lo que respecta a los grupos nativos de la California tal respuesta no sonaba tan descabellada ya que el único sitio por donde estaba unida la península al resto de la tierra que la rodeaba era precisamente por su parte norte. Además ya se había descubierto en en estas latitudes norteñas existían grupos de naturales que bien pudieron haber tenido un antecedente común con el resto que habitaba la California. Algo que agregaban algunos nativos de la península era que sus antepasados habían participado en una gran guerra y que como perdedores que resultaron tuvieron que viajar hacia mediodía y refugiarse en los montes de la península buscando escapar de la venganza de sus enemigos. 

En lo que respecta a la complexión de los nativos eran sanos, robustos y de buena estatura. Son pocos dados a las enfermedades y plagas y sólo las contraen como producto del contagio por parte de los colonos que llegan enfermos a estas tierras o debido a los alimentos que consumen los cuales les provocan llagas y tumores. Muchos de los naturales de la California usan barba y una larga cabellera, en eso se asemejan al resto de los naturales de América. Sin embargo la barba es escasa y en lo que respecta al resto de su cuerpo son casi lampiños. En todo lo demás su cuerpo está bien proporcionado y es agradable a la vista. Las únicas deformaciones físicas que tienen son producto del uso de pendientes en orejas y nariz. 




El color de la piel de los habitantes es por lo general castaño claro pero los que habitan en las costan son más oscuros debido probablemente al efecto del sol. Algo que llamó mucho la atención de los jesuitas fue que entre los Californios no había personas con deformidades, tampoco encontraron vicios como la embriaguez, no hurtaban y entre los integrantes de una misma tribu no se peleaban. Finalmente alababan el carácter dócil de los Californios. Esta descripción que acabo de mencionar era totalmente motivada por el deseo de los jesuitas de plantear la ausencia del pecado entre los naturales como producto de la acción beatificante de la iglesia y como una propaganda para seguir apoyando las misiones religiosas que se habían establecido por medio de sostenimiento con dinero y comida.


Sobre la ingenuidad y el pensamiento animista de los Californios siempre hubo muchas muestras. Una anécdota que se relata dá cuenta de un hallazgo de varias tinajas de barro por los indígenas que frecuentaban una playa, las llevaron a su tribu y las metieron a una cueva pero con las bocas hacia afuera. Era común que en sus festejos acudieran y usaran estas tinajas como instrumentos musicales y para imitar sonidos de animales. Llegó un día en que sobre la tribu sobrevino una grave epidemia y al reunirse en consejo determinaron que la culpa era de las tinajas que al tener la boca hacia afuera exhalaban la enfermedad. La solución fue enviar a varios jóvenes robustos a que se acercaran de espaldas a las jarras y taparan sus bocas con hierbas para con ello dar fin a la epidemia. Otra situación ocurrió cuando un sacerdote envía unos panes a un sacerdote amigo que vivía en otra iglesia. Los panes los envió con un natural, pero también le dió un pergamino en donde narraba los panes que le iban a entregar. En el camino el indio se come los panes y al llegar a la otra iglesia y el padre leer la carta y exigir los panes el indio dice que es mentira. Posteriorme al californio se le volvió a dar la misión de llevar comida a otro sacerdote y de camino a hacer el encargo se detuvo a comerse lo que se le había dado, pero antes escondió la carta bajo una piedra "para que no lo espiara". Al llegar a la misión, el sacerdote leer la carta y preguntarle por los alimentos, el indígena lo negó y dijo que "la carta no mentía por que ella no lo había podido ver comer".

Bibliografía

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero

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