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Los jesuitas encontraron plantas nocivas y hasta extravagantes en la California



Ilustración de indígenas cultivando maíz bajo la vigilancia de un jesuita

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Los jesuitas al ir adentrándose en la California y tener tratos con una mayor cantidad de sus habitantes pudieron conocer los usos que les daban a diferentes tipos de plantas de la región. Lo anterior lo dejaron referenciado en muchos documentos que nos han llegado hasta nuestro tiempo.

Se dice que los naturales conocían un árbol al cual llamaban "árbol de la flecha" al cual respetaban y temían ya que posee una toxina natural que puede causar severos problemas a las personas que pasen cerca de él ya que puede ocasionar desde problemas severos en la vista hasta ceguera permanente y otros padecimientos más graves para la salud. Afortunadamente para los recién llegados, los naturales jamás utilizaron esta planta para embadurnar las puntas de sus flechas, como lo hacían otros indígenas del interior de la Nueva España, por lo que se sintieron aliviados de no cargar con esta pesadilla. Otra planta que era comida por los californios era una de la cual desconocían el nombre y que cortaban su tallo en partes, lo tatemaban (metían en un hoyo en la tierra con piedras calientes para que cocieran este alimento) y posteriormente se lo comían. En ocasiones se llegó a observar que los que comían de él sufrían dolores de estómago, úlceras en la boca e incluso algunos llegaban a morir.




Explorando la península los jesuitas encontraron una planta a la que llamaron "hiedra maligna". Esta planta al entrar en contacto con la piel producía llagas e incluso era mortal cuando se estaba en contacto permanente con ella. También observaron que algunos indígenas consumían un fruto de una planta llamada "guigil". Su uso no era muy generalizado debido a que su saber era amargo, se sabía que si las mujeres que estaban dando pecho lo consumían, sus hijos enfermaban e incluso llegaban a morir. Eran comunes los niños nativos que se enfermaban e incluso llegaban a morir al consumir semillas o frutos silvestres. En muchas ocasiones se veían orillados a realizar esto ya que había meses del año que lo único que había para comer eran los mezcales, y si la temporada de sequía se prolongaba, la hambruna era mucho mayor.


También los ignacianos llegaron a conocer la choya y otra cactácea semejante a la que llamaron "tasajo". De esta planta no se alimentaban los californios pero la utilizaban como combustible para sus fogatas ya que ardía muy bien pero por poco tiempo. El árbol "milapú" o "círio" era conocido por los Californios sin embargo no tenía utilidad alguna ya que ni para las fogatas les servía. También se supo de la existencia de un árbol al cual los colonos llamaron "palo hierro" sin embargo nunca hicieron uso de él debido a la dureza de su madera.

Bibliografía:

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero

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