Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Un 4 de abril de 1968, en el balcón de un motel de la ciudad de Memphis, Tennessee, cayó asesinado por las balas de un francotirador, uno de los hombres que más logros ha obtenido en la historia moderna no solo de Estados Unidos de América sino de toda la humanidad. El hombre abatido fue el pastor Martin Luther King. Un hombre que en su funeral pidió que sólo se dijeran estas palabras en su memoria: “Que él había intentado alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, ser justo sobre el asunto de Vietnam y amar y servir a la humanidad”.
King nació en Atlanta el 15 de enero de 1929, sus padres fueron el pastor bautista Martin Luther King, Sr. y de Alberta Williams King, organista en una iglesia. Originalmente el padre y el hijo tenían un nombre distinto, Michael King Sr. Y Michael King Jr., sin embargo lo cambiaron por Martin Luther en honor al teólogo y fraile que inició la reforma religiosa en Alemania (Martín Lutero).
Luther King Jr. Fue un alumno muy inteligente y destacado logrando culminar la licenciatura en teología y posteriormente hizo un doctorado en Teología sistemática en la Universidad de Boston, recibiendo el grado el 5 de junio de 1955. Se casó el 18 de junio de 1953 con Coretta Scott, en Heiberger, Alabama. Tuvieron cuatro hijos: Yolanda, Martin Luther King III, Dexter Scott, y Bernice.
King Jr. fue nombrado en 1954 pastor de la Iglesia bautista de la Avenida Dexter, en Montgomery, con 25 años de edad. Fue al siguiente año en que inicia su militancia y participación en los movimientos en pro de los derechos civiles de los afroamericanos. Ese año habían arrestado a una mujer afroamericana que no había querido ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco, tal como las leyes vigentes en ese entonces lo marcaban. Durante el año de 1956 Martín Luther logró unir a más de 40,000 afroamericanos a su causa desatándose intensas movilizaciones con las consabidas represiones por parte de la policía, exclusivamente formada por gente blanca. La casa de King fue atacada con bombas incendiarias en varias ocasiones pero afortunadamente siempre salió ileso al igual que su familia. Debido a las grandes pérdidas económicas y a la presión ejercida por todos los sectores dentro y fuera de la ciudad, el gobierno terminó por capitular y que se declaraba ilegal la segregación de los afroamericanos en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos.
Al lado de otros líderes de la comunidad afroamericana funda la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, de la cual sería su presidente hasta su muerte. Los deseos de justicia y de reivindicación social que pretendía King Jr. no se circunscribían solamente a la gente afroamericana, declaró públicamente que su lucha era por el fin de la segregación racial en las escuelas públicas; una legislación significativa sobre los derechos civiles (incluyendo una ley que prohibiese la discriminación racial en el mundo del trabajo); una protección de los activistas de los derechos civiles de la violencia policial; un salario mínimo de 2 dólares para todos los trabajadores sin distinción. Como podemos darnos cuenta, Martin Luther King Jr. no pensaba sólo en la gente de color sino en reivindicar las demandas de los grupos vulnerables que por lustros habían sido ignorados y segregados de los derechos humanos dentro de los Estados Unidos de América.
Luther King Jr. Escribió en 1958 el libro “La marcha hacia la libertad; la historia de Montgomery” en donde compendia su pensamiento libertario y la lucha por los desposeídos. Lamentablemente el Gobierno de su país empezó a alentar en la ciudadanía las ideas de que Luther King Jr. Pretendía implantar el comunismo en su país e incluso que era un agente leal a los rusos. Para dar mayor credibilidad a estos rumores destinó a varios agentes del FBI para que lo vigilaran día y noche, y aunque jamás pudieron encontrar una sola prueba que lo relacionara con los países del bloque comunista, la semilla de la duda estaba plantada. Un efecto lamentable de esta guerra sucia fue que el pastor King Jr. Fuera apuñalado en una firma de libros, por una mujer afroamericana que lo acusaba de ser agente comunista.
Sin embargo esto lejos de acallar sus protestas y hacer que se replegara, le dio mucha más fuerza para proseguir en las marchas y acciones a favor de los derechos civiles y demás reivindicaciones de las clases menos favorecidas. Algo que puso un sello distintivo en sus manifestaciones es que fueron apegadas a la no violencia, tal como Gandhi las realizara años atrás en la India. Cuando en algunas de las manifestaciones, la policía empezaba a dispersar a los manifestantes con chorros de agua, golpes y arrestos, y los manifestantes afroamericanos empezaban a lanzarles objetos o a golpear a los policías, de inmediato demandaba que se suspendiera la protesta y que la gente se entregara sin violencia a las autoridades. Incluso él mismo fue encarcelado más de 20 ocasiones por liderar estos movimientos y jamás opuso resistencia ni quiso pagar las multas que se le impusieron. Siempre cumplió su condena al lado de sus correligionarios.
Durante los años 60´s fue cuando Luther King obtuvo sus mayores éxitos, después de 10 años de constantes mítines, manifestaciones, huelgas, discursos incendiarios, se había convertido en un símbolo para los grupos que luchaban por los derechos civiles. Gracias a su persistencia y a la eficacia de sus métodos, pero también a la inusual y salvaje represión de las autoridades policíacas del gobierno estadounidense, logró que Estados Unidos de América fuera considerado al lado de Sudáfrica como un país que practicaba el Apartheid e incluso Rusia y los países del Bloque Socialista utilizaban las imágenes de la represión que sufría King Jr. y su gente como propaganda para desacreditar al capitalismo y la falsedad del llamado “modo de vida americano”. Sus grandes éxitos fueron la publicación de las leyes “Civil Rights Act of 1964” y el “Voting Rights Act de 1965” con la cual el gobierno federal reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y los servicios que proporciona el gobierno, sin distinción del color de la piel.
Memorable fue también la marcha del 28 de agosto de 1963 frente al Capitolio de los Estados Unidos, en lo que constituyó la manifestación más grande que haya tenido lugar en la capital estadounidense logrando reunir 250 000 manifestantes. Ese día leyó su famoso discurso “I have a dream”, en el que manifestó su voluntad y su esperanza de conocer una América fraternal. Este discurso está considerado como uno de los mejores de la historia estadounidense, junto con el “Gettysburg Address” de Abraham Lincoln. El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King se convirtió en el galardonado más joven con el Premio Nobel de la Paz (contaba con 35 años), por haber dirigido una resistencia no violenta con el objetivo de eliminar los prejuicios raciales en los Estados Unidos.
Luther King fue de los pocos líderes sociales que se opusieron a la invasión imperialista de su país sobre Vietnam. Expresó vehementemente sus ideas de que esa lucha era injusta y desigual y acusaba a su gobierno de estar haciendo un asesinato masivo de niños y civiles utilizando armas como el napalm el cual era inhumano y altamente mortífero entre la población de aquel país. También concentró sus esfuerzos en la lucha por acabar con las desigualdades entre los económicamente desfavorecidos dentro de su país, constantemente refería en sus discursos que había que reconstruir las bases del gobierno y eliminar las políticas donde se privilegiaba el destinar millones de dólares para la guerra que alimentar a millones de personas en la pobreza.
Está por demás explicar que sus demandas causaron una gran incomodidad entre las cúpulas del poder e incluso dentro de los mismos grupos que antaño lo habían apoyado. Estos grupos se empezaron a separar de él por considerar que su método de la no violencia era demasiado blando y de resultados a largo plazo, además de que lo tachaban de idealista al luchar por reivindicaciones irrealizables. Envuelto en esta serie de intrigas y constantes amenazas de muerte, viaja a la ciudad de Memphis, Tennessee para unirse en la lucha de los trabajadores afroamericanos recolectores de basura, los cuales ganaban menos que los blancos realizando una jornada igual de trabajo. El 4 de abril de 1968, a las 18:00 hrs, mientras salía al balcón del departamento donde se hospedaba para saludar a un grupo de personas que se habían reunido en la parte baja, cayó muerto por el disparo de un francotirador. Luther King contaba en ese entonces con 39 años de edad. Meses después de sus funerales, la policía capturó a James Earl Ray el cual fue presentado como el culpable de asesinar a King Jr. Sin embargo esta persona alegó inocencia del delito. Fue condenado a 99 años de prisión.
Hablar del color negro en las sociedades occidentales es hablar de algo negativo, impuro, demoniaco, contrapuesto a la pureza. Tal vez por eso, en las sociedades donde se ejerció el esclavismo, como fue en Estados Unidos de América, a los afroamericanos se les han generalizado las características ya descritas, perpetuando espacios de desigualdad, violencia, segregación hasta convertirlo en algo que se ha visto como obvio y socialmente tolerable. Sin embargo hubo un hombre que levantó su voz, un hombre que no tuvo miedo de hacerse llamar negro, porque al hacerlo reivindicaba que ese color era tan puro que toleraba la presencia de todos los demás en un abrazo grande y compasivo. Hablar de “el día más negro” es recordar que el 4 de abril debe ser conmemorado como el inicio de la verdadera hermandad entre todos los seres humanos rescatando aquello que nos hace iguales y buscando los caminos para salvar las grandes desigualdades que existen.
Quiero finalizar este escrito recordando las valientes palabras de Luther King pronunciadas un mes antes de ser inmolado y que se le llama el discurso “He estado en la cima de la montaña”:
“Como todo el mundo, a mí me gustaría vivir mucho tiempo. La longevidad es importante, pero eso es algo que ahora no me preocupa. Yo solo quiero cumplir la voluntad del Creador ¡Y él me ha autorizado a subir a la montaña! Y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida. Puede que yo no vaya allí con vosotros. Pero quiero que sepáis esta noche que nosotros llegaremos como pueblo a la tierra prometida. Y estoy muy feliz esta noche. No tengo ningún temor. No tengo miedo de ningún hombre.
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