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FERNANDO JORDÁN JUÁREZ, EL VIAJERO INDÓMITO.



 

Autor. Sealtiel Enciso Pérez

 

Se dice que aquel visitante de la península sudcaliforniana, que tiene la ventura de alimentarse de las deliciosas ciruelas del monte, ya jamás deja estas tierras, y si por motivos de fuerza mayor lo tiene qué hacer, jamás deja de pensar en esta tierra y sueña con el día de regresar a ella. Ignoro si el escritor, periodista y poeta Fernando Jordán comió de este dulce natural de las Californias, pero lo que sí puso de manifiesto fue que amó entrañablemente estas tierras a las cuales ofrendó 3 de sus mejores libros, un hermoso poema y su vida misma.

 

Jordán Juárez nació en la ciudad de México un 26 de abril de 1920. Durante su educación primaria y secundaria fue un alumno destacado e inquieto del cual se cuenta que gustaba de salir a caminar por la ciudad y no pocas veces se vio en vuelto en problemas por su carácter firme y decidido. Egresado de la Escuela vocacional decide inscribirse en la carrera de Arquitectura en el Instituto Politécnico Nacional , sin embargo al poco tiempo la abandona e ingresa en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Durante el tiempo que estudió esta carrera tuvo la oportunidad de escribir varios artículos en periódicos del instituto con lo cual descubre su vocación periodística.

 

A la edad de 25 años, egresa como Antropólogo y empieza a trabajar en un importante periódico de la capital el cual se llamaba “La Prensa”, posteriormente en las revistas “Mañana” y “Novedades”. Se distinguió siempre por sus artículos agudos e incisivos en los cuales denunciaba las inequidades existentes en México y por ello recibió varias represalias y regaños los cuales sólo sirvieron para estimular su deseo de continuar por este camino. Su gran oportunidad llega en el año de 1949 cuando decide unirse a quien fuera su principal promotor y amigo, Regino Hernández Llergo, el cual funda la revista “Impacto”, nombrándolo su corresponsal viajero y que así pudiera combinar sus dotes de periodista y antropólogo visitando diferentes lugares de la república mexicana y enviando sus profundos reportajes para ser publicados en esta revista.


 

Su primer trabajo fue acompañar a la Marina Mexicana en una expedición al Archipiélago de Revillagigedo en donde da cuenta de este sitio tan singular el cual debería ser un orgullo el tenerlo en nuestro país, su segunda misión fue una expedición a Chiapas donde escribió sobre las etnias del lugar, siguieron Coahuila y la rara población de raza negra que habita ahí, Chihuahua y los albinos menonitas para terminar con visitas a la afrancesada Nautla, Veracruz y Chipilo, Puebla con su notable migración italiana, mas no paró ahí, regresa a la ciudad de México y parte a la selva lacandona para rematar con una visita a la zona arqueológica de Yucatán, en sus reportajes denuncia la destrucción de ruinas prehispánicas de parte de los contratistas que abren caminos en la selva. Era tanta la pasión y entrega que ponía el autor durante sus visitas a estos sitios que contrajo diversas enfermedades endémicas de estos sitios por consumir alimentos y agua de la misma que se alimentaban los pobladores, pero que él siendo extraño al sitio y no teniendo las defensas ni una naturaleza acostumbrada a ellas, le ocasionó fuertes infecciones estomacales e intestinales que lo tuvieron enfermo de gravedad en varias ocasiones.

 


Conocido era el gusto que tenía Fernando Jordán por las mujeres. Eran frecuentes sus amoríos y excesos en donde cambiaba de amante frecuentemente. En el año de 1944, contrae nupcias con una condiscípula de la carrera de Antropología, la sueca Bárbara Dahlgren, sin embargo sus romances con otras mujeres jamás desaparecieron lo cual ocasionó que al final de la vida del autor éste se encontrara separado de su esposa y su relación prácticamente acabada.

 

Fue en el año de 1950 que Fernando Jordán inicia su aventura por la península de Baja California, recorriéndola palmo a palmo desde Mexicali hasta Cabo San Lucas. Durante su transitar por estas tierras tuvo contacto directo con sus gobernantes como fueron el Gral. de División José Agustín Olachea Avilés y Braulio Maldonado Sández, los cuales le abrieron las puertas de estos dos territorios. Jordán Juárez hizo gala de toda su vitalidad y su gran carisma para granjearse el cariño de cuantas personas conocía: pescadores, agricultores, comerciantes, taberneros, rancheros, gente de los pueblos y de las ciudades, etc. Realizó recorridos en un viejo jeep el cual lo llevó a través de las Sierras de Guadalupe, San Pedro Mártir, San Francisco, La Giganta y la Laguna. En un barco de nombre “Neptuno” realizó un interesante viaje, el cual se antojaba como imposible por las condiciones tan lamentables del bajel, por las islas de la Península. Se cuenta que en sus travesías se hacía acompañar de varios muñecos de trapo con los cuales conversaba y los que hacían más llevaderas sus andanzas por estas tierras.

 

Producto de los viajes por la California, pudo escribir una gran cantidad de artículos que eran publicados por la revista “Impacto” y posteriormente se compendiaron en los libros “El otro México. Biografía de Baja California”; “Baja California. Tierra incógnita” y “El Mar Roxo de Cortés. Biografía de un golfo”. Es autor, además, del poema “Calafia”, triunfador en los juegos florales de La Paz en el año de 1955, y que se cuenta que lo elaboró veinticuatro antes de cerrarse el certamen; recibió por ello flor natural y quinientos pesos en efectivo.


 

En el año de 1956, Fernando Jordán atravesaba por momentos muy oscuros en su carrera de periodismo. Había dado por terminada de una manera violenta y para siempre su relación con el que fuera su mentor y guía, el periodista Hernández Llergo. Durante la acalorada discusión que tuvieron, Jordán acusaba a Llergo de corrupto, sucio y desleal tras haberse negado a publicarle un reportaje en el cual acusaba a un importante empresario mexicano de actos de corrupción. A Jordán le sobraban los enemigos poderosos, sus múltiples reportajes habían incomodado a gentes con mucho poder, desde políticos y gobernantes hasta empresarios de mucho capital, los cuales le hacían casi imposible el que pudiera seguir publicando. Debido a lo anterior Fernando Jordán decide fincar su residencia en la ciudad de La Paz, B.C.S. y posteriormente se traslada al poblado pesquero de San Juan de la Costa en donde construye una pequeña casa y empieza un proyecto para hacer un pequeño sembradío que le diera paz y cosas en que distraer su mente.

 

El día 13 de mayo de 1956 decide viajar a la ciudad de La Paz y hospedarse en la casa de uno de sus grandes amigos en el puerto, el Capitán Aviador Otilio Abente, ubicada en la calle Revolución entre Hidalgo y Morelos. Durante la noche, Jordán Juárez se dedica a escribir algunas cartas y también a incinerar otros escritos, probablemente algunos reportajes en los que estaba trabajando. A eso de las 3 de la madrugada del 14 de mayo se escucha una detonación y al entrar a su habitación encuentran el cuerpo de Fernando Jordán cubierto con una sábana blanca y con un disparo directo al corazón. La bala fue disparada por una pistola calibre .44 a una corta distancia. En ese entonces, Jordán contaba con 36 años de edad.

 

Mucho se ha especulado sobre la razón de su muerte. La versión oficial dice que fue suicidio, sin embargo por la forma en que se encontró el cadáver (no se entiende cómo se dio tiempo para taparse con la sábana antes de suicidarse) da pie a muchas especulaciones. Se han acuñado versiones de que un ex presidente de la república lo mandó asesinar contando con la complicidad de un importante político de aquel entonces en el territorio. También se dice que el motivo de su muerte fue por problemas económicos o por sentimientos de culpabilidad ya que Jordán Juárez había tenido amoríos con una mujer casada y que al enterarse el marido había asesinado a la esposa infiel. Una declaración del periodista Fernando Gálvez durante una charla con el historiador Jesús Vargas, añadió: “Jordán era un suicida en potencia. Me lo confirmó su hermano Raúl. Además, hay muchos testimonios al respecto. La interpretación de que lo mataron surgió entre sus amigos de la Ciudad de México”.

 

Los restos de Fernando Jordán Juárez yacen en el panteón de Los San Juanes, a un lado de donde reposa su gran amigo Otilio Abente. Todavía algunos paceños mayores de 80 años le recuerdan cuando paseaba por el centro de la ciudad e iba al cine “Juárez” a ver una película de moda o a la nevería “La Flor de La Paz” a disfrutar de una deliciosa nieve. La memoria de Fernando Jordán permanecerá en su obra escrita, en sus novelas y en su poema “Calafia”, los cuales han sido deleite para aquellos que deseamos conocer a esta península de la California Mexicana desde sus entrañas, con todo su barbarismo y belleza. Mientras la California siga siendo incógnita y su Golfo sea “Roxo”, las palabras de Jordán seguirán escuchándose… “Tuya es la costa mágica de perlas y de arena, los bosques de cardones, la sierra que se eleva para mirar el mar, las fuentes que recortan esmeraldas sobre la tierra seca, los valles donde el sol duerme la siesta”.

 

Bibliografía:

 

“El otro México. Biografía de Baja California” – Fernando Jordán Juárez

“Baja California. Tierra incógnita” – Fernando Jordán Juárez

“El Mar Roxo de Cortés. Biografía de un golfo” – Fernando Jordán Juárez

navegantecalifornio.wordpress.com

sudcalifornios.com

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californax.com

ciudadypuertodelapaz.blogspot.com

buzos.com.mx

archivohistorico.opengate.mx

elsoldeparral.com.mx

 

 

 

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