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THOMAS CAVENDISH, EL FILIBUSTERO QUE LLEGÓ A CABO SAN LUCAS, B.C.S


Pie de foto: Wikiwand

Elaborado por Sealtiel Enciso Pérez

A finales del siglo XVI, el territorio de la Antigua California era una tierra inhóspita y casi virgen. Fue a principios de ese siglo que el explorador español Hernán Cortés arribó al puerto, que en aquel entonces bautizó como “de la Santa Cruz”, sin embargo, nuestra península solamente fue ocupado con pequeños enclaves de colonos españoles por periodos muy breves y que al final terminaban en tremendas pérdidas no sólo de haberes sino de vidas humanas.

Fue en ese entonces que la corona Española se encontraba en pleno auge expansionista y que su llegada a Norte, Centro y Sud América simplemente eran la antesala al dominio expansionista de todo el mundo conocido y por conocerse. En uno de esos viajes imperialistas y que viene a colación en esta historia, se descubrió una ruta rápida para transportar las riquezas que se obtenían de los dominios que tenía España en las tierras asiáticas, y traerlos hacia el virreinato de la Nueva España en espera de concentrarlos en España. Me refiero a los viajes que realizaba una de las naves más imponentes por su tonelaje (algunos de 2000 tn.) y capacidad de maniobra y transportación (algunos llevaban 1000 personas) conocida coloquialmente como “La Nao de China”. Este “Galeón de Manila” como también se le conocía, realizaba sus viajes desde las tierras del lejano oriente que estaban bajo el dominio español (Filipinas, Guam, Malasia, Islas Saavedra, Islas Marianas) en donde recolectaba diferentes productos como eran: oro y plata en barra o monedas, telas y objetos de seda; alfombras persas, algodón, abanicos, cajoneras, arcones, cofres y joyeros laqueados, peines y cascabeles, biombos y porcelanas, especias, lana de camello, cera, marfil labrado o tallado, bejucos para cestas, jade, ámbar, piedras preciosas, madera y corchas de madreperla, fierro, estaño y pólvora. 

Pie de foto: Alerta Digital

En su regreso a América lo realizaba utilizando un fenómeno marino natural llamado “Corriente de Kuro-Siwo” la cual había sido descubierta accidentalmente por el marino Andrés de Urdaneya en el año de 1565. La mencionada “corriente de Kuro-Siwo o Kurosivo” arrastra con mucha fuerza a los barcos que llegan a ella desde Japón y lugares aledaños, y desemboca en el sitio que hoy conocemos como estado de California, EUA. Una vez que los españoles dominaron el arte de navegar utilizando esta ruta, iniciaron un gran intercambio comercial llevando y trayendo productos de América hacia Oriente, y viceversa, con el propósito de establecer su hegemonía sobre los demás países europeos que ya la buscaban.

Sin embargo la preciada carga de estos barcos se convirtió pronto en un tesoro codiciado por todas las potencias de aquella época e incluso los reinos más poderosos como Inglaterra y Portugal patrocinaban a piratas a los cuales otorgaban una “patente de corso” para que pudieran atacar y saquear estas naves y que al regresar a las tierras bajo sus reinados no fueran perseguidos ni mucho menos juzgados por sus fechorías, siempre y cuando compartieran con sus “contratantes”, la mayor parte de los tesoros obtenidos por este bandidaje más o menos “legalizado”.


Pie de foto: Página Siete

Uno de estos famosos atracos se llevó a cabo frente a las costas de Cabo de San Lucas el 14 de noviembre del año de 1587. Como es bien sabido una vez que la “corriente de Kuro-Siwo” depositaba a la “Nao de China” a la altura de la que después se conocería como la Alta California, bajaba “bordeando” toda la península de California hasta llegar al puerto de San Blas y finalmente su punto de llegada que era Acapulco. Cuando pasaba por Cabo San Lucas, por lo general se detenía a surtirse de agua potable y víveres los cuales ya casi se les habían agotado a estas alturas del viaje (por lo general el viaje de vuelta duraba 7 meses). Desde principios del mes de Octubre de 1587 el conocido filibustero Thomas Cavendish había llegado a las playas de Cabo San Lucas a bordo de su poderoso barco “Desire” (Deseo) con la aviesa intención de capturar a uno de los “Galeones de Manila” más grandes y cargado con una de las mayores riquezas que hasta el momento se podían transportar desde tierras Orientales: se decía que el mencionado Galeón solamente en barras de Oro y Plata transportaba un valor de 122,000 dólares (algunos documentos mencionan que eran 700,000 pesos de plata), una cantidad jamás vista en esas épocas, y eso sin contar el valor en más de 1 millón de pesos en mercancía. 


Durante más de 1 mes, el temible capitán Cavendish (algunos aseveran que el apellido era Candish), se ocultó en la bahía del Cabo de San Lucas en la espera de que se avistara el Galeón. Cuando se tuvo a vista la nave, se pudo apreciar que llevaba el nombre de “Santa Anna”. En ese momento Cavendish dio la orden de iniciar el ataque y después de una persecución de varias horas, empezó a disparar y unos cuarenta hombres abordaron el barco español. Los ingleses tuvieron que retirarse, hasta que al cuarto ataque dañaron al galeón y el “Santa Anna” alzó su bandera de tregua, logrando Cavendish capturar la “Nao de China”. Cavendish y sus corsarios no cabían de gusto al percatarse que habían logrado una hazaña colosal al convertirse en los piratas más ricos que surcaban los mares en esos años. El 19 de noviembre de 1587, ciento noventa españoles, incluyendo mujeres, fueron abandonados sin prenda alguna en la playa de Cabo San Lucas, únicamente les dieron las velas del “Santa Anna” para usar como casas de campaña. Thomas Cavendish tomó algunos prisioneros, como Alonso de Valladolid, el piloto del galeón, quien conocía las rutas del Pacífico, y un Padre que le ofendió, a quien colgó y luego aventó al mar, partiendo después rumbo a Gran Bretaña a bordo del “Desire”. El destino del “Galeón de Manila” fue mucho más triste, el barco de Cavendish era demasiado pequeño como para llevar todo el tesoro, y no tenía suficientes hombres para hacer navegar el galeón español, por lo que quemó el galeón y lo envió, con el resto del tesoro, al fondo del puerto de Cabo de San Lucas. Thomas Cavendish contaba con 27 años de edad cuando realizó este acto que le dio fama mundial.

Sin embargo este no sería el primero ni el último ataque pirata al Puerto de Cabo de San Lucas o a los Galeones de Manila, los cuales tuvieron la supremacía de los viajes entre los continentes asiático y americano por más de 200 años.



Bibliografía consultada:
https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Cavendish
https://tendenciaelartedeviajar.com/2017/08/historia/del-escritorio-de-laura-g-bueno-piratas-en-los-cabos/
https://es.wikipedia.org/wiki/Galeón_de_Manila
https://colectivopericu.net/2013/06/09/los-piratas-en-cabo-san-lucas/

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