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¿QUERÉIS CONOCER LA OMEGA CONOCIENDO EL ALFA YA? LOS 10 VALIENTES ESTUDIANTES VAN TRAS SU SUEÑO EN 1920.





Autor: Sealtiel Enciso Pérez

En la actual California del Sur es relativamente fácil viajar a cualquier parte de México e incluso del mundo para iniciar los estudios en una Institución Universitaria, Tecnológica o cualquier otra de Estudios Profesionales, sin embargo pensemos en nuestro territorio hace 98 años, las grandes dificultades económicas que pasaban los habitantes de estas tierras además de lo costoso y difícil que era el realizar cualquier viaje fuera de estas tierras. Si somos capaces de realizar este ejercicio mental entonces comprenderemos la titánica labor que llevó a cabo uno de los ciudadanos más insignes de La Paz, el Señor Agustín Arriola Martínez.



Corrían el segundo semestre del año de 1920, en la Presidencia de la República se encontraba Felipe Adolfo de la Huerta Marcor y soplaban vientos de paz tras un periodo violento que se vivió en nuestra patria por espacio de 10 años y que se conoció como “la revolución Mexicana”. Fue en esas fechas que un grupo de sudcalifornianos solicitó al Sr. De la Huerta que se llevaran a cabo elecciones libres en nuestra entidad para elegir “por plebiscito” a quien sería el próximo Gobernador del Territorio. Afortunadamente el Presidente aceptó la propuesta y de inmediato los líderes de diferentes corrientes políticas fueron lanzados en una breve pero fructífera campaña. El ganador de estos comicios por aplastante mayoría fue el Señor Agustín Arriola Martínez, empresario paceño exitoso, dueño de un próspero rancho que estuvo ubicado donde actualmente está la Colonia “El Mezquitito”, y una persona muy estimada por los habitantes de la localidad. En ese entonces, el Sr. Arriola contaba con 33 años, sin embargo poseía una amplia experiencia y conocimiento sobre las necesidades del Territorio Sudcaliforniano.


En cuanto asumió la gubernatura procedió a dar cumplimiento, entre varias promesas que hizo en la campaña, con la de conformar un grupo de 10 de los estudiantes más destacados de aquel entonces para “pensionarlos” y que estudiaran una carrera Profesional en la Ciudad de México. Para la integración de este grupo comisionó al Profr. Arturo Oropeza Villegas, que en ese entonces gozaba de una excelente posición económica y profesional en la ciudad y además era director de la prestigiada Escuela Primaria “No. 1”. El mencionado maestro, sin pensarlo dos veces no solamente aceptó la comisión sino que se comprometió a trasladarse junto con su familia a vivir en la ciudad de México para dejar bien instalado a estos alumnos y vigilar su desempeño en los estudios. Qué grandes hombres había en Sudcalifornia desde entonces!!!

Los jóvenes seleccionados en un inicio fueron: Alejandro Pedrín, Manuel Galván y Jesús Castro Agúndez, de San José del Cabo; Francisco Cota y Pablo Nolasco, de El Triunfo; Francisco Borbón, Luis Peláez, Raúl Estrada, Gustavo Moreno, José María Meza, Félix Sánchez Garzón y Federico Romero, de La Paz. En un segundo contingente se unieron en el D.F. los jóvenes Rafael Osuna, Braulio Maldonado, Pedro Peláez, Roberto Piñeda y Arturo Delgado. Una vez conformado el contingente, el día 18 de noviembre de 1920 parten del Muelle fiscal a bordo del pailebot “San Antonio”. Entre el contingente que les dio una sentida despedida se encontraba el Sr. Agustín Arriola M., el poeta Filemón C. Piñeda y el Profr. Bonifacio Díaz, que en aquel entonces fungía como Delegado del Ministerio de Educación. El trayecto por mar y tierra para llegar a la Ciudad de México duró 8 largos y penosos días.



Durante el primer mes de estancia en la gran ciudad, los jóvenes así como la familia del Profr. Oropeza Villegas se hospedaron en el Hotel “Buenos Aires”, el cual se localiza a escasas tres cuadras del Zócalo capitalino. Finalmente, en el mes de diciembre se instalan en la que fuera durante un año la primer “Casa del estudiante Sudcaliforniano” en el Distrito Federal, ubicada en el Estado de México, en el pueblo de Mixcoac, en la calle Ignacio Zaragoza No. 47. Desde este sitio se trasladaban los estudiantes a las escuelas que seleccionaron para realizar sus estudios en el D.F.: Manuel Galván y Félix Sánchez Garzón, en la Escuela Nacional Preparatoria; Alejandro Pedrín, Francisco Cota, Pablo Nolasco y Raúl Estrada, en la Escuela Superior de Comercio y Administración; Luis Peláez, en el Conservatorio Nacional de Música; Francisco Borbón, en la Escuela de Ingenieros Mecánicos y Electricistas; José Ma. Meza, Federico Romero y Jesús Castro Agúndez, en la Escuela Normal para Maestros, y Gustavo Moreno, que aún no terminaba el 6o. año, quedó en la Escuela Primaria "Valentín Gómez Farías" del pueblo de Mixcoac. Rafael Osuna y Braulio Maldonado, se inscribieron en la Escuela Nacional Preparatoria; Pedro Peláez, en el Conservatorio Nacional de Música; Roberto Piñeda, en la Escuela Superior de Comercio y Administración, y Arturo Delgado, en la Escuela de Ingenieros Mecánicos y Electricistas.


Fue a principios de 1922 que este contingente de alumnos se trasladó a otra Casa del Estudiante Sudcaliforniano ubicada en la calle Violeta No. 73 en la Col. Guerrero, muy cerca del corazón de la Cd. De México. Fue en esta época en que llega como director de la Casa el Profr. Domingo Carballo Félix, el cual aceptó esta encomienda para poder terminar sus estudios en la Escuela Normal y titularse como Profesor de Educación Primaria. En el transcurso de estos casi 4 años se había consolidado un grupo fuerte y decidió de jóvenes promesas para Sudcalifornia. Lamentablemente en el año de 1924, el Gobernador Agustín Arriola Martínez es  retirado del cargo por su simpatía a la candidatura del general Ángel Flores a la presidencia del país. En su lugar llega el Coronel Librado Abitia, el cual ordena reducir los apoyos económicos a los estudiantes de forma drástica, lo que los obliga a buscar una residencia más barata, acorde a sus exiguas becas. La encontraron en el Número 113 de la calle Héroes de la Col. Guerrero, sin embargo debido a estas carencias peregrinaron a otras 2 casas más: Una en Venezuela No. 32 y otra en Regina.


Hasta aquí dejaremos las peripecias que tuvieron que afrontar este decidió grupo de alumnos, sólo baste decir que con tesón, esfuerzo y gran dignidad, la mayoría de estos jóvenes lograron titularse en las Carreras que seleccionaron y regresaron a su estado natal en donde pusieron en práctica los conocimientos adquiridos. Seguro estoy que Sudcalifornia no sería la misma sin el empuje y el dinamismo que trajeron estas promesas Californianas. Es por ello que vaya mi más sentido reconocimiento a la memoria de un gran sudcaliforniano que no ha sido reconocido, a mi ver y entender, como realmente lo merece, al Señor Agustín Arriola Martínez. Su visión y agudo sentido de la previsión fue lo que consolidó esta gran obra, la cual desde hace poco tiempo ha estado a punto de cercenarse por visiones miopes y cortas, pero ojalá que el amor por el progreso de esta tierra, por la educación de su juventud que necesita de la presencia de este legado casi centenario, se sobrepongan, y como siempre salga ganando la California del Sur.


Bibliografía:

Medio siglo de la casa del estudiante sudcaliforniano en México – Profr. Jesús Castro Agúndez

Crónicas de mi puerto La Paz 1830-1959 – Rosa María Mendoza Salgado.

sudcalifornios.com

es.wikipedia.org


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