Autor: Sealtiel Enciso Pérez
La tierra de California nos sorprende cada vez que escudriñamos en los documentos que nos legaron grandes hombre que vivieron aquí o bien que legaron sus conocimientos para que otros hombres no menos ilustrados y eruditos hicieran con ellos compilaciones que al final terminaron en libros maravillosos. En este segundo caso está la obra atribuida a Francisco Javier Clavijero la cual se titula “Historia de la antigua o baja Califonia”. Este interesante documento contiene las conclusiones de entrevistas y análisis de testimonios que ofrecieron sacerdotes jesuitas que vivieron en la California y fueron expulsados de los dominios españoles en el año de 1868. Dentro de la parte que concierne a los remedios que se usaban en la California por los indígenas o los colonos al ser mordidos por animales venenosos, por lo general víboras.
“Los remedios usados en la California contra el veneno de las culebras y otros animales, son parte internos y parte externos. El interno más usual y eficaz es el de LA TRIACA HUMANA, así llamado, para mayor decencia, el excremento humano, fresco y disuelto en agua, que hacen beber al mordido. Esta bebida, aunque asquerosa, se toma sin repugnancia por el amor a la vida; además de que hallándose los mordidos casi fuera de sí por la turbación y el temor, no suelen reparar en lo que se les da, como después de su curación se lo confesó al padre Inamma un indio mordido por una culebra.
Los remedios externos más comunes, a más de las ligaduras que suelen hacerse para retardar la propagación del veneno, son el colmillo del lagarto y la piedra de serpiente. El colmillo del lagarto tiene mucho crédito en toda la Nueva España, porque se cree un contraveneno eficacísimo. Se aplica a la herida, y para que obre mejor, se hace con él mas grande. Los que han experimentado este remedio dicen que muchas veces revienta el colmillo con la actividad del veneno que se extrae. Lo que se llama piedra de serpiente no es otra cosa que cuerno de ciervo, quemado hasta cierto punto, el cual se aplica como el colmillo a la herida, y queda, como él, adherido a ella. Los que le han aplicado, afirman constantemente que extrae el veneno hasta que no pudiendo extraer mas, se desprende por sí mismo. Para que vuelva a servir le purgan primero del veneno de que se ha saturado, metiéndole en agua caliente, en cuya operación, luego que llega al fondo del agua comienza a despachar hacia la superficie cierta espuma, que no cesa de despachar hasta que mudada el agua dos ó tres veces, queda del todo purgado.
Los indios de las islas Filipinas, que fueron los primeros que prepararon y esparcieron este antídoto, le hacen de esta manera. Despedazando el cuerno de ciervo, hacen con él en el suelo un monten piramidal, colocando alternativamente una capa de hollejos de arroz y otra de pedazos de cuerno. En una noche serena ponen fuego a los hollejos, que ardiendo poco a poco, queman medianamente el cuerno. Después dan a las piececitas quemadas la forma que quieren, haciéndolas por lo regular redondas y de figura de lenteja, las pulen con las hojas ásperas de un arbusto llamado Is-is, y finalmente, les dan lustre con un cuero curtido. Poniéndose con esta preparación negras, lisas y lustrosas, se venden como piedras. En Méjico son comúnmente conocidas con el nombre de “Piedras de la China”, porque el vulgo llama China a la islas Filipinas; pero los mejicanos saben ya el modo de hacerlas.
Vallisnieri dice que todo lo que se cuenta de la piedra de serpiente es una ficción de los indios, muy astutos para engañar a los europeos, y que él se desengañó con muchos experimentos, y descubrió que aquellas piedras tan ponderadas no eran más que huesos de buey quemados y bien bruñidos. Pero si las que él usó no eran más que huesos de buey, no es extraño que sus experimentos no hubieran tenido buen resultado. El San Bomare en el artículo Piedra de serpiente, que contiene algunos errores, habla de ella con desprecio; pero da a entender que ni la ha visto ni sabe lo que es; porque si lo hubiera sabido, habría hablado de otro modo, pues en el artículo Ciervo dice que el cuerno de este cuadrúpedo abunda en sal volátil y es un creciente contraveneno.
El padre Vaniere en su excelente poema intitula do Pædrum Rusticum, describe en el libro 3ª la piedra de serpiente de esta manera:
Est lapis Eoo nuper delatus ab orbe,
Subniger, et levior, serpentum nomine dictus
Quem si tecum babeas secura innoxius augues
Jam poteris tractare manu. Serpentis ad ictum
Applicitus lapis in se trahit omne venenum,
Quod removet vel aqua mersus, vcl lacte tepenti.
Quin et mortiferam lapis Ídem sugit ab altis
Vulncribus tabem, plagseque tenacius hreret,
Ebrius exhausta sanie, dum labitur ultro.
Traducción aproximada:
Recientemente se han ofrecido por perseguir el círculo de piedra,
Moreno, con la luz y más barato, se le dio el nombre de serpientes
Sostuvieron que alguien contigo hábeas: un seguro, todos inofensivos, el augur,
Puedo tratar mi mano. Serpiente singularizado
Y se aplica sobre una piedra será mejor todo el más venenoso,
La eliminación o sumergido en agua o leche caliente.
Eso apesta la misma piedra profunda y mortal
Vulncra descompone, hreret tenacidad plagseque;
Gotear hacia el agotamiento de los barrancos, mientras que se produce un error, por sus dolores.”
Bibliografía:
Historia de la Antigua ó Baja California - Francisco Javier Clavijero
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