Ir al contenido principal

SEBASTIÁN VIZCAÍNO, UN EXPLORADOR CULTO Y VISIONARIO. 422 AÑOS DE SU LLEGADA A LA BAHÍA Y PUERTO DE LA SANTA CRUZ.






Autor: Sealtiel Enciso Pérez

Muchos de nosotros recordamos la fecha del 3 de mayo de 1535 como la llegada de Hernán Cortés a estas tierras Californianas y con el nombre de Santa Cruz, al sitio en el cual este explorador español tomó posesión de estas tierras para su Rey Carlos III. Sin embargo pocos recuerdan a aquel explorador que le impuso el nombre con el que se hizo famosa esta ciudad y con el que actualmente es conocida en todos los confines del mundo, Sebastián de Vizcaíno.

Vizcaíno nació en España probablemente entre los años 1547 y 1548. El sitio de su nacimiento aún es disputado por las provincias de Extremadura, Huelva y el país Vasco. Se ha llegado a creer que su apellido “Vizcaíno” se lo puso en honor a la región de Vizcaya de donde algunos afirman que era natural. Desde muy joven sintió el llamado por las armas y a los 30 años participó en la guerra que realizó España contra Portugal. En el año de 1583 se traslada hacia el virreinato de la Nueva España en donde tras 3 años de hacer investigaciones sobre la mejor forma en la cual hacer fortuna, escucha que viajando hacia las tierras de Oriente, a la lejana tierra de Filipinas, recién reclamadas por España, ahí podría realizar comercio con especias y productos de esa región, los cuales eran sumamente cotizados en los reinos Europeos. Tras tres años de realizar actividades de compra de productos en las tierras asiáticas, regresa a la Nueva España en el año de 1589, en donde las vende y obtiene una gran fortuna.

Sebastián Vizcaíno, siendo un hombre osado y de gran visión mercantil, se interesa de sobremanera en las leyendas que circulaban en esos años en la Nueva España, sobre unas tierras que se encontraba en una “ínsula ubicada en la mar del sur” y en la que había grandes placeres de perlas, las cuales sin muchas dificultades podía extraer, en grandes cantidades, y con ello incrementar su fortuna. Es así como empieza a hacer gestiones ante la Audiencia de México y consigue que se le otorgue la concesión para la pesca de perlas en el Mar Bermejo. De inmediato prepara un barco en el cual sube suficientes víveres y personal para iniciar la gran aventura en la casi virgen tierra Californiana. Zarpó del puerto de Acapulco en el mes de junio de 1596 y realizó un recorrido bordeando las costas de Michoacán, Colima, Jalisco, Sinaloa y Sonora hasta llegar a la desembocadura del río Colorado. Posteriormente desciende de forma paralela por la costa occidental de la península de California haciendo un breve desembarco en la región llamada Conchó (hoy Loreto) y finalmente arriba a esta bahía de La Santa Cruz el 3 de octubre de 1596.


Al llegar a la bahía, Vizcaíno tenía mucha desconfianza de los grupos indígenas que la habitaban (Guaycuras y Pericúes) debido a que se sabía que habían dado muerte al primer descubridor de estos parajes, Fortún Jiménez y a su tripulación. También estaba bien informado que constantemente a este sitio llegaban balandras y pequeños navíos con comerciantes españoles y que abusaban de los indígenas al obligarlos a que pescaran perlas para ellos y que comúnmente no cumplían con el pago de sus servicios. Al final terminaban asesinándolos y violando a sus mujeres. Debido a lo anterior Sebastián Vizcaíno desembarcó con mucha cautela en la playa, pero cuál no sería su sorpresa que los indígenas salieron a recibirlo con muestras de afecto, teniendo una cálida acogida. Además de ello el día que arribó a este puerto natural, el mar estaba completamente en calma, no se apreciaba ninguna sombra de nube ni de viento que causara estropicio alguno. Es por todo lo anterior, que ignorando completamente que 61 años antes el mismísimo Hernán Cortés hubiera dado nombre y tomado posesión de estas tierras, que Vizcaíno le impuso un nuevo nombre: LA PAZ, lo anterior justificado en la sensación y sentimiento que le causó la actitud de los lugareños y la belleza del clima en el día en que llegaron.

Durante 1 mes Vizcaíno y sus hombres permanecieron en estas tierras de la California intentando establecer una pequeña colonia, el sueño dorado de todos los españoles desde hacía muchos años antes. Lamentablemente la dificultad para conseguir alimento en estas tierras, el calor, la falta de agua y los constantes reclamos de su tripulación por regresar a la capital de la Nueva España, hicieron que sus esfuerzos claudicaran y al final, en el mes de noviembre, abandona estas tierras. Dicho sea de paso, se retiró con una gran fortuna en perlas, las cuales tuvo oportunidad de extraer durante su estancia. En su viaje de retorno aprovechó para explorar la parte oriental de las costas de la península de California, partiendo de La Paz hacia la punta austral de nuestras tierras y ascendiendo rumbo al norte hasta llegar al sitio que hoy se conoce como la “Laguna Ojo de Liebre” y que fue bautizado como el “Santuario de ballenas de El Vizcaíno” y la Reserva de la Biósfera de “El Vizcaíno” en honor a su llegada en este viaje de descubrimiento.



Para complementar este relato sólo agregaré que Sebastián Vizcaíno tuvo una vida plena, llena de grandes logros: Realizó, posterior a su regreso de California a la capital de la Nueva España, un viaje de exploración bordeando las costas de la península de California hasta llegar a la bahía de Monterrey (en la Alta California), posteriormente fue nombrado embajador de España ante la corte japonesa, siendo el primero en recibir este título y vivir por 3 años en este reino. Años después y a su llegada a la Nueva España, se enfrentó en la que hoy se conoce como la Batalla del Puerto de Santiago contra las huestes del pirata Joris Van Spilbergen, al cual logró vencer y expulsar de este territorio. Los días de este gran Explorador vieron su final en la Ciudad de México, en el año de 1627 a la edad de 79 años.

Como colofón a este relato es importante no dejar de recordar a aquellos exploradores que nos dieron su legado como es el nombre que actualmente ostentamos, La Paz, e incluso ya forma parte del gentilicio con el cual se nos conoce en el mundo, paceños. Un acto de justicia y respeto a su memoria sería que se difundiera su obra entre la niñez sudcaliforniana y que se hicieran eventos cívicos y culturales que rememoraran su llegada y aportación para esta tierra de la California del Sur.

Bibliografía:

https://es.wikipedia.org/
https://blogs.20minutos.es


Comentarios