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UN PEDAZO DE FRANCIA EN LA CIUDAD DE LA PAZ. LA FAMOSA TIENDA “LA TORRE EIFFEL”.





Autor: Sealtiel Enciso Pérez

Nuestra ciudad de La Paz es cuna de grandes historias, muchas de ellas surgidas del imaginario popular, pero existen muchas más que narran los años de opulencia y gloria que tuvo este puerto. Una de esas historias nos narra que a finales del siglo XIX se levantó en este puerto un edificio el cual sería la envidia de cualquiera de las ciudades europeas de la época, hablamos pues de la famosa “Torre Eiffel”.

Los orígenes de esta próspera negociación datan de mediados de 1800, cuando llega a este naciente puerto, procedente del estado de Durango, el acaudalado Sr. Miguel González Rodríguez. Originalmente sólo permanecería lo suficiente como para reparar los desperfectos del barco en el cual arribó a la ciudad, sin embargo durante el tiempo de su estancia entabló amistad con el conocido comerciante,  Sr. Antonio Ruffo. Al frecuentar su casa, conoce a la Srita. Soledad, hija de don Antonio y queda prendado de su belleza de forma inmediata. Con el correr del tiempo, y al irse consolidando el amor en la pareja, deciden unir sus vidas en matrimonio. Conforme pasa el tiempo las familias Ruffo y Canseco conforman una sociedad mercantil y emprenden varios negocios en el ramo comercial, agrícola, ganadero y perlero, con enormes ganancias. Al tiempo, y durante el alumbramiento de su hija, la madre Sra. Soledad Ruffo fallece. 

La relación entre las familia Ruffo y González se va deteriorando hasta que en el año de 1885, se deshace la sociedad mercantil que formaron. Ya entonces el Sr. Miguel González había contraído nuevas nupcias con la Srita. Elena de la Toba. Es en ese año que decide emprender la construcción de un imponente y moderno edificio con el propósito de que albergara la mejor tienda que haya habido en el Distrito Sur de la Baja California. En su creación no se escatimaron gastos. Sobre La Torre Eiffel, en 1899, el viajero J. R. Southwort se expresaba así en su revista “Baja California Ilustrada”: “El edificio donde está radicada es uno de los más hermosos y mejor acondicionados en La Paz, de una fuerte construcción de piedra y ocupa casi una cuadra”. Al ser inaugurado este edificio, en el año de 1889, se le puso por nombre “La Torre Eiffe”. El motivo de ello fue no sólo por la gran influencia francesa que prevalecía en el país sino también por la Exposición Universal que se celebraba ese año en la ciudad de París y, en donde el mencionado monumento causó la expectación y regocijo de todos los asistentes, como en este caso lo hacía este edificio en la ciudad de La Paz.



Continuando con la descripción que hace J. R. Southwort en su revista “Baja California Ilustrada” de la “Torre Eiffel” anotaremos: “El primer piso contiene, además de los cuartos de venta, los departamentos de muestras, las oficinas y las bodegas. La casa comercia en artículos de fantasía, géneros y toda clase de artículos para señoras; abarrotes, vinos, licores, y puros: efectos del país e importados, cereales, Mercería fina y corriente y ferretería. Además de los artículos que mencionamos antes, tiene la casa vajillas esmaltadas de primera calidad, muebles, alfombras, lámparas, artículos de cristal o vidrio, arneses, sillas de montar y artefactos para tocador. Ninguna casa mercantil de la Baja California tiene un surtido mejor ni más extenso que La Torre Eiffel. Uno de los importantes ramos de La Torre Eiffel es la venta de madera de todas clases. La importa de las mejores casas de los Estados Unidos, y la vende tanto en cantidades grandes como pequeñas. Acaban de construir grandes cobertizos y patios para el depósito de madera e intentan hacer pedidos de mucha importancia”.

En el año de 1906 fallece el patriarca de la familia, el Sr. Miguel González Rodríguez, y el negocio pasa a ser administrado por su hijo Francisco de Asís González de la Toba. Al llegar a la Baja California el conflicto armado de la “Revolución Mexicana”, los diferentes grupos beligerantes empezaron a exigir a la tienda que les aceptara los “bilimbiques” como pago por las mercancías que requerían, y de no hacerlo amenazaban con saquear e incendiar el local. Aunado a lo anterior los centros mineros del sur del territorio dejaron de pagar las deudas que habían contraído con la tienda, todo lo anterior debido también a las consecuencias del evento armado. Al no poder hacer frente a esta situación, el Sr. González de la Toba decide, en el año de 1913, cerrar las puertas de esta prestigiosa negociación y se va del país.


Con el paso del tiempo la estructura empieza a resentir los estragos de la falta de mantenimiento y el abandono. En el año de 1944, el Gral. Francisco J. Mújica hace un trato con los herederos del predio con el propósito de comprar el edificio y habilitarlo como biblioteca, museo, escuela de música y sala de conciertos; sin embargo debido a que el mandatario renunció el año siguiente a la gubernatura del territorio, este trato no pudo ser concretado. Se intentó acondicionar el edificio para su uso, pero lamentablemente por un mal cálculo del ingeniero encargado de la obra, sólo ocasiona que el ruinoso techo del edificio se colapse. 


Durante los siguientes años parte de la construcción fue utilizada como caballerizas y para presentar obras de teatro de artistas locales. Finalmente con la llegada del Gral. Bonifasio Salinas Leal a la gubernatura del territorio, se adquiere este edificio por canje de otro terreno, y se procede a su demolición.

Todavía hoy, las personas que han tenido la suerte de llegar más allá de los 70 años, recuerdan con nostalgia las ruinas de lo que fuera la famosa “Torre”, como era que se conocía ya al final de sus días a este edificio. Al cruzar por la esquina del Callejón Ignacio Zaragoza y Agustín Arreola M. no dejan de exhalar un suspiro por este hermoso edificio que ya no está y que hablaba de las antiguas glorias que se vivieron en este puerto.

Bibliografía:

Crónicas de mi puerto La Paz 1830-1959 - Rosa María Mendoza Salgado

La Paz, sus tiempos y espacios sociales - Edith González Cruz, Ignacio Rivas Hernández y Francisco Altable


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