Ir al contenido principal

La utilización de los minerales en la California Jesuítica



La orografía accidentada de sudcalifornia

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Una vez llegados los sacerdotes jesuitas a la california, además de establecer los sitios misionales los cuales fundaban en sitios poblados por la mayoría de las rancherías de esos lares, se dedicaban a explorar a lo largo y a lo ancho la tierra que les fue concedido gobernar desde el año de 1697.

En sus exploraciones pudieron encontrar que la península se encontraba atravesada por dos cordilleras de montañas, una del lado del Mar Rojo o Mar Bermejo y la otra por el Mar del Sur (que poco a poco fue cobrando su nombre de Océano Pacífico). Lo que más llamó su atención es que la mayor parte de la California estaba formada por piedras lo cual les daba la impresión de mayor desolación y de ser un sitio que acentuaba la desgracia de aquellos seres humanos que tenían que habitar en él. En el año de 1746 los sacerdotes localizaron un volcán que se encontraba cerca de la Misión de San Ignacio Kadaakaman (hoy se conoce como el Volcán de las 3 vírgenes) sin embargo concluyeron que estaba inactivo debido a que nunca hizo erupción ni les causó la incomodidad de fumarolas o temblores.


Durante la exploración de las mencionadas sierras los misioneros encontraron evidencia que les hizo pensar que la península estuvo en algún tiempo cubierta por el mar. Lo que encontraron fueron capas de conchas y caracoles que estaban ubicados a mitad de los cerros o bien había cerros enteros hechos de esos materiales. Se dice que el misionero que habitaba en San Ignacio "habiendo llevado a su casa una que descubrió y hechola pesar sin la cubierta ni el animal, le halló veintitres libras españolas de peso, pues era muy compacta, y tenía cerca de pié y medio de largo, casi nueve pulgadas de ancho y cuatro de grueso". Los misioneros utilizaron estas conchas y caparazones de caracoles para encalar sus templos y para la confección de la argamasa con la que unían las piedras de las casas o templos. En sus escritos comentaban que cerca del poblado de Mulegé había un cerro enorme, cerca de la playa, de donde extraían estos materiales para una vez horneados los reducían a polvo y con ellos procedían a pintar el interior de los templos. También se encontraron formaciones semejantes cerca de las Misiones de Loreto Conchó y San Luiz Gonzaga Chiriyaqui.

Como es bien sabido, muchos de los misioneros jesuitas eran hombres de ciencia, habían recibido una envidiable educación en sus colegios lo que les hacía sumamente observadores y sobre todo que contrastaran las evidencias que encontraban en la naturaleza del paraje donde estaban con los descubrimientos científicos que se hacían. Estos religiosos concluyeron que además de haber estado hace milenios bajo el mar la California, también que el mar de forma lenta y paulatina se estaba "retirando" dejando al descubierto cada vez mayores trechos de tierra firme. Esto lo concluían en base a sus mediciones y a que podían apreciar decenas de metros que se agregaban cada ciertos años a la distancia de los montes y sierras de las última marea del mar.

Trabajadores en salinera

Dentro de los descubrimientos geológicos que hicieron los Ignacianos fue que pudieron apreciar formaciones de mármol. Este descubrimiento fue lo que casi 150 años después dio lugar a una comunidad que lleva el nombre de "El mármol" y donde se extraían cientos de toneladas de este precioso material. En Santa Gertrudis encontraron cuarzo, piedra pómez alrededor del volcán cercano a San Ignacio, el yeso en la isla llamada San Marcos, al cual calificaban de magnífico y de un blanco jamás visto. Era de tan excelente calidad y tan maleable que un misionero pudo obtener de bloques de yeso perfectamente pulidos unas piezas que dejaban pasar la luz asemejando las vidrieras. Finalmente el tezontle también fue otro material encontrado en gran cantidad y en muchas canteras a lo largo de la península.


En lo que respecta a los metales preciosos como el oro y la plata los jesuitas cuentan que lo encontraron de manera superficial en poca cantidad. En los documentos jesuíticos hacen referencia a diferentes sitios de la península en donde por las características de las rocas superficiales es probable que haya oro sin embargo concluyen que aquellos españoles que han intentado extraerlo al final han abandonado esta empresa por su dificultad para contar con agua, trabajadores y alimento. Mencionan al famoso Manuel de Ocio del cual describen que a pesar de sus esfuerzos poco o nada ha obtenido de ganancias en el oro y la plata. También previenen que para los California sería una desgracia la llegada de buscadores de oro y plata por su carácter mezquino y malvado que envenenaría su naturaleza.

También los sacerdotes pudieron apreciar otros elementos químicos que abundaban en la California como era el azufre, el vitriolo (mercurio), el ocre y la tiza. Como ejemplos ponían que en las cercanías del volcán de San Ignacio había grandes cantidades de azufre en la superficie así como en la costa meridional de la California, del lado occidental, donde se podía apreciar sobre la tierra. Comentan también que en la California existen buenas y grandes salinas pero ninguna supera a la que se descubrió en la Isla del Carmen a las cual califican como "la mejor del universo". Los jesuitas expresaban que si se explotara de forma comercial estas salinas podrían obtener unas buenas ganancias para la Corona ya que sería sumamente codiciada por los pescadores de las regiones aledañas y por su extensión son prácticamente inagotables.

Bibliografía:

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero

Comentarios