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Las plantas nativas de la California y su uso en la época Colonial



Flor de pitahaya sudcaliforniana

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Como ya hemos mencionado, los jesuitas eran hombres muy curiosos y de una envidiable formación académica. Al llegar a sus iglesias tenían la obligación de iniciar con la exploración del medio circundante así como de las costumbres de los naturales. Todo lo que fueran encontrando tenían la obligación de consignarlo en cartas y otros reportes los cuales remitían de forma periódica a sus superiores. Algunos de ellos eran tan aficionados a estas exploraciones y los relatos que nos legaron sendos documentos los cuales han sido compendiados en libros sumamente valiosos e interesantes.

En el caso de la California, los jesuitas se maravillaron por las plantas que encontraron así como los usos que le daban los naturales. Por ejemplo a un arbusto espinoso al cual llamaban pitahayo encontraron que suministraba a los naturales el principal alimento a través del consumo de su fruto. Otra de las utilidades que le encontraron es que servía para hacer antorchas una vez que se encontraba seco. Para ellos les era muy curioso cómo los naturales consumían grandes cantidades todos los días hasta decir basta. Algunos españoles que comían por primera vez este tipo de frutas, las de color rojo, se llevaban un gran susto debido a que la pitahaya tiene la propiedad de colorar de rojo los orines por lo que al ver este color en su micción muchos españoles creían que se les había reventado algún vaso.

Otro de los descubrimientos que hicieron era que si llovía más de lo acostumbrado la cosecha de pitahaya se reducía considerablemente ya que la humedad en exceso afecta notablemente la producción de frutos. Era muy interesante observar a los antiguos Californios cómo realizaban la cosecha de estos frutos. En primer lugar cuando se dirigían por las pitahayas iban armados de una vara larga la cual utilizaban para desprender el fruto del árbol y posteriormente con una redecilla de maguey las atrapaban antes de caer al suelo. Finalmente con un palito le quitaban todas las espinas para finalmente comérsela rápidamente. 


Otros frutos que consumían los Californios era el garambuyo que aunque era de inferior saber que la pitahaya también la buscaban mucho. Las semillas del cardón también eran consumidas por los naturales pero para ello realizaban un proceso de secado en el sol para que la pulpa que pudiera venir adherido a ellas se secara y ya lista la semilla se tostaba y molía para preservarla por largo tiempo y poco a poco se la comían. Los misioneros pudieron obtener una medicina de estos cardones al cortar rodajas del mismo y posteriormente lo hervían. El bálsamo resultante lo usaban para curar heridas y llagas.



De la biznaga los naturales aprovechaban las espinas para utilizarlas para limpiarse la comida que les quedaba en los dientes. también la utilizaban para tejer prendas de lana al usarlas como agujas. Las semillas de la biznaga la tostaban, molían y consumían durante el tiempo en que había poco alimento. De los nopales los californios no sólo se comían la pulpa sino también la corteza inferior del fruto. También existían los llamados ciruelos de los cuales los indígenas no sólo consumían la pulpa sino que el hueso del fruto lo quebraban y se comían la pulpa del interior. Los españoles aprendieron a disfrutar de este fruto y fue mucho de su agrado. La higuera silvestre era conocida por los nativos como "anabá" y disfrutaban mucho comiendo su fruto. Cuando sabían que una de estas plantas ya tenía frutos eran capaces de caminar 5 o 6 leguas de distancia con tal de saborearlos.

Existían también unos árboles que los llamaban los naturales "medesá" y que producían una especie de frijol el cual tostaban y molían para posteriormente comerlo. Los españoles descubrieron que los bueyes se lo comían con gusto por lo que utilizaban sus ramas tiernas para alimentarlos. También había otro arbusto de nombre indígena "asigandú" el cual producía unos frutos semejantes al "medesá" y que sólo en ocasiones de gran carestía lo consumían ya que para aquellos que lo comían tenían la consecuencia de un hedor insoportable en su aliento. Los sacerdotes se quejaban que cuando los naturales conversos comían este fruto y acudían a sus misas el hedor era tan insoportable que tenían que apurar la ceremonia para salir de aquel suplicio.


Otra de las plantas que encontraron fue el huisache. Esta planta la utilizaban para extraer su sabia y con ella elaboraban tinta para escribir sus epístolas los ignacianos. La jojoba era una planta sumamente apreciada ya que tenía una gran cantidad de virtudes "curar la supresión de la orina provenida de concreciones flemosas, para facilitar los partos y para las heridas. El aceite que de él se saca es un excelente remedio contra el cáncer, y como por otra parte tiene buen sabor, solían algunos de la California usarle en la ensalada en lugar del de olivas." También existía otra planta muy apreciada por los naturales y que era llamada "pimientilla". La planta "tedeguá" era consumida por su almendra carnosa. 

Bibliografía:

Historia de la Antigua o Baja California - Francisco Javier Clavijero

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