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Las vestimentas de los hombres y mujeres, naturales de la California



Autor Sealtiel Enciso Pérez

Con la llegada de los jesuitas a la California empezó la creación de la historia escrita de los pueblos habitantes de la California. Lamentablemente las culturas existentes en nuestras tierras jamás desarrollaron un sistema de escritura por lo que no pudieron legarnos sus conocimientos e historia de sus propias manos. Si bien es cierto que elaboraron hermosos murales y petroglifos, la información e interpretación de ellos es personal y no tiene un estándar definido. 

Dentro de lo mucho que podemos entrever en las narraciones jesuitas sobre las costumbres de los antiguos habitantes de la California, es que todos los hombres andaban desnudos, no utilizaban prendas que les protegieran de las inclemencias del tiempo o de las peligrosas espinas o animales de estas tierras. Lo que diferenciaba a los hombres que pertenecían a una tribu u otra eran los adornos que portaban. Por ejemplo, los pericúes, habitantes del sur de la península, usaban el cabello largo y en él entretejían perlas y plumas blancas. Este tipo de adornos los hacía parecer a la distancia que usaban una peluca. 

En el caso de los naturales de Loreto, utilizaban una pequeña fajilla tejida en la cintura y una redecilla en la frente. En ocasiones algunos de los hombres confeccionaban un collar con frutillas de color rojo. Algunos sacerdotes llegaron a pensar que esta costumbre la han de haber adquirido al observar el rosario de alguno de los sacerdotes que llegaron a la California en tiempo anteriores a 1697. También era usual que confeccionaran brazaletes y pulseras con esas mismas frutilla rojas. 



Los cochimíes, una tribu que habitaban hacia el norte de Loreto, confeccionaban toquillas o cintillos con la concha perla. Su elaboración requería de mucho tiempo y experiencia y era un proceso muy complicado. En primer lugar bruñían con sumo cuidado la parte interna y externa de una concha perla, posteriormente la partían en tiras y a éstas les hacían orificios en los extremos. Posteriormente tomaban estas tiras y les pasaban un hilo de penca de mezcal machacado hasta formar una toquilla. Al colocárselas se veían sumamente impresionantes ya que el color oscuro de su piel contrastaba con el blanco de este accesorio.

En el caso de los pericúes elaboraban unas toquillas engarzando caracolillos pequeños y blancos en una redecilla. Al finalizarse se veía sumamente estilizadas. Se cuenta que cuando el pirata Francis Drake arribó a la bahía de La Paz, los naturales le regalaron una de estas toquillas por lo que Drake pensó que le estaban entregando el cetro y la corona y nombrándolo rey de esta tribu. Sin embargo es probable que sólo haya sido una leyenda inventada ya que ahora se sabe que Drake jamás desembarcó en la ensenada de La Paz y en ningún otro punto de la península.



En el caso de las mujeres éstas utilizaban una especie de faldilla confeccionada con hilos de hojas de palma machucadas o de pencas de mezcal machucada a las cuales engarzaban los nudos de las varas de carrizo. Por lo general las encargadas de elaborar estas prendas eran las mujeres y en esto tenían sumo cuidado, escandalizándose cuando veían a alguna niña a la cual no se le hubiera elaborado una falda que cubriera la parte baja de su cuerpo. Incluso se dice que las mujeres desde que estaban embarazadas elaboraban una faldilla para el caso de que su niño fuera una mujer. Se cuenta que las mujeres pericúes elaboraban su faldilla con hilo fabricado de hojas de palma machacadas, posteriormente de los tallos de carrizo cortaban la parte del "nudo" y desechaban lo demás. A estos nudos los perforaban e iban pacientemente engarzándolos hasta forman un hilo que fuera desde su cintura hasta un poco antes de la rodilla. Una vez que tenían confeccionada una gran cantidad de estos hilos, los unían a uno más grande y resistente el cual se anudaba al rededor de la cintura, formando una especie de falta. Esta prenda se integraba por tres partes. En ocasiones las mujeres pericúes engarzaban en su cabello figurillas de concha nacar, caracolillos, perlas y frutillas. Así mismo confeccionaban gargantillas y pulseras.  Cabe hacer mención que el color de piel de los pericúes era menos oscuro que la mayoría de los naturales de la California.

En el caso de las mujeres cochimíes utilizaban una falda confeccionada con hilo de pencas de mezcal machacada a la cual también engarzaban nudos de carrizo. Solamente el tamaño de sus faldas era mayor que el de las otras mujeres de las demás tribus. En ocasiones utilizaban pieles de venado para cubrirse la paste posterior de su cuerpo.

Bibliografía:

HISTORIA NATURAL Y CRÓNICA DE LA ANTIGUA CALIFORNIA - MIGUEL DEL BARCO



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