Autor: Sealtiel Enciso Pérez
El sitio que fue punta de lanza para el surgimiento de poblados seculares en la California fue precisamente Santa Ana, un fundo minero creado desde la nada por el Ex soldado de Presidio y Potentado Perlero Manuel de Ocio (algunos escriben Osio u Ozio). Con el paso de los años llegó a ser un sitio en donde vivieron más de 690 pobladores, en su mayoría mestizos los cuales arrendaban sus trabajos a De Ocio para emplearse en la explotación de las minas y las actividades secundarias que se derivaban. Sin embargo con el paso del tiempo el auge llegó a su fin y el recuerdo de este sitio sólo quedó en los cuentos de los abuelos.
Como ya se ha mencionado en otros reportajes, el Real de Santa Ana fue fundado por Manuel de Ocio en el lugar que reconoció el sacerdote Ignacio María Nápoli en 1721 y al que los indígenas denominaban “Marinó”. Este lugar no fue seleccionado para establecer una misión y quedó en el olvido hasta que en 1748, De Ocio llega con sus trabajadores a realizar labores mineras tanto con la técnica conocida como “Minería a cielo abierto” como de “Minas”. A partir de entonces este sitio inicia un repunte llegando asentarse a este sitio cada vez más colonos mestizos e indígenas provenientes de Sonora y Sinaloa los cuales buscaban labrarse una fortuna trabajando en las minas. Sin embargo esto fue casi imposible debido a la tacañería de Don Manuel de Ocio el cual pagaba salarios de hambre a sus empleados además de poseer el único almacén en donde los trabajadores estaban obligados a adquirir a altos precios desde ropa, herramienta hasta alimentos.
Con el paso del tiempo de Ocio llegó a acumular una gran fortuna tanto en miles de cabezas de ganado vacuno, el cual la mayoría se encontraba “orejano”, lo que significa que no tenía ninguna marca para poder ser reconocido. Lo anterior nos habla de la abundancia que tenía de estos animales lo cual hacía más que imposible que se pudiera herrar para identificar a su dueño. Aunado a lo anterior sus vetas de plata llegaron a producir 6 toneladas de 1753 a 1768. No está por demás que el Cronista e historiador sudcaliforniano Leonardo Reyes Silva lo haya denominado como “el primer millonario de las Californias”.
Sin embargo la suerte del Real de Santa Ana la cual iba de la mano de su creador, estaba muy pronta a dar un vuelco trágico. Fue en el año de 1768 que el visitador de la Corona Española y enviado personal del Rey Carlos III, Don José Bernardo de Gálvez y Gallardo llega al poblado de Santa Ana con órdenes de poner en práctica las reformas Borbónicas, las cuales buscaban recuperar el poder por parte de la Casa Real de España de todas las actividades políticas, militares y económicas que se llevaran a cabo en las tierras de su reino así como maximizar la producción y monetización de todo aquello que llevara a incrementar las Arcas Reales. Como primer paso hace una evaluación de las actividades económicas más productivas de aquel entonces en la península y se da cuenta que son la ganadería y la minería, por lo que decide contrarrestar el poder que hasta ese momento tenía De Ocio.
En primer lugar ofrece garantizar, por el poder de la Corona Española, que se respetaría el trabajo y la propiedad de aquellas personas o compañías que quisieran explotar la minería en el Real de Santa Ana o sus alrededores. Paso seguido obligó a Manuel de Ocio a que le vendiera el almacén que tenía y con el cual especulaba vendiendo mercancías y herramientas a las personas que tenía como trabajadores y a los que hacían labores por su cuenta. Lo anterior paulatinamente favoreció el que más colonos llegaran a realizar actividades de ganadería y minería, sin embargo vino a dar al traste con el férreo dominio que tenía sobre estas actividades De Ocio.
Por si fuera poco De Gálvez y Gallardo obligó a De Ocio y todos los demás colonos que estuvieran en posibilidades de hacerlo a que le entregaran, sin pago, miles de cabezas de ganado vacuno, caballar y mular, así como los barcos que servían para traer mercancías desde la contracosta. El objetivo de este despojo era proveer de los insumos suficientes a la expedición que ya estaba en marcha hacia la parte septentrional de la península. Muchos de los colonos que trabajaban en la minería se vieron tentados a alistarse en la expedición que se hizo hacia aquellas tierras por lo que la mano de obra para explotar los yacimientos mineros se vio seriamente mermada.
Paulatinamente el auge minero de este sitio fue decayendo así como la fortuna de su creador, Manuel de Ocio, el cual tuvo una trágica muerte, algunos aseguran que fue envenenado por sus familiares buscando vengarse de la tacañería con la que los trataba así como quedarse con las pocas pertenencias que aún poseía; otros más suponen que fue muerto por sus trabajadores cuando se metieron en su casa para robar la poca plata y oro que tenía guardada.
Y es así como llegó el ocaso y el abandono para este sitio, el otrora poderoso Real de Santa Ana así como las nacientes minas de El triunfo de la Santa Cruz y de San Antonio de Padua y de su rico fundador Don Manuel de Ocio. Sin embargo no todo estaba dicho en lo que el futuro deparaba a estas tierras, pero eso será motivo de un nuevo reportaje.
Bibliografía:
Sociedad Y Gobierno En El Mineral De San Antonio Y El Triunfo, Baja California Sur (1857-1910) - Alejandro Telechea Cienfuegos
Panorama Minero Del Estado De Baja California Sur - Agosto 2008. Secretaría De Energía.
Mineros, Misioneros Y Rancheros De La Antigua California. Jorge Amao
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