Autor: Sealtiel Enciso Pérez
El malecón costero de esta ciudad y puerto de La Paz es uno de los más hermosos de México. Sus amplios espacios, amaneceres y atardeceres de ensueño lo convierten en un sitio imperdible para ir a descansar, realizar actividades deportivas o simplemente ir a recrearse con la familia y degustar una rica agua fresca o un helado de pistache. Sin embargo pocos recuerdan uno de las hermosas construcciones que fue orgullo y honra de los paceños de principios del siglo XX. El famosos Kiosco del malecón.
Desde que La Paz empezó a afincarse como un sitio de atraque de buques así como punto de entrada y salida de flotas perleras, pesqueras y desembarco de materiales para la minería, construcción y alimentación de la población, la parte que se conoció como el malecón y que se le otorgó el nombre de “Calle Playa” fue paulatinamente cobrando importancia. Durante el siglo XIX fue ampliando y ensanchando el terreno frente al mar, de tal forma que aproximadamente más de 100 metros fueron ganados y cubiertos con piedra y arena. Lo anterior para dar paso a la construcción de huertos familiares y posteriormente a la edificación de locales comerciales y casas habitación.
Ya durante los primeros años del siglo XX, durante la administración del territorio por parte del gobernador Carlos Manuel Esquerro se procedió a embellecer este espacio del malecón costero a través de la construcción de una angosta banqueta de cemento que flanqueara por unos cientos de metros la parte donde chocaba el mar con la calle. Aunado a lo anterior, en el entronque de la calle Playa y Arroyo Central o De Los Coras, se construyó un pequeño terraplén o plancha de cemento con un doble propósito. Por un lado aprovechar el “delta” que se formaba desde hace miles de años en la desembocadura del arroyo que bajaba por la calle que precisamente llevaba el descriptivo nombre de arroyo Central y así ofrecer un punto sin obstáculo para que el agua de lluvia bajara al mar. El segundo de los propósitos fue ofrecer una base para la construcción de una edificación que hermoseara este naciente malecón y al mismo tiempo ofreciera un punto de descanso y esparcimiento de los paceños, que en dicho sitio pudieran subirse a tocar bandas y orquestas que los fines de semana deleitaran a los habitantes y visitantes con sus notas musicales mientras saboreaban una rica agua fresca y el frescor del Coromuel.
El Gobernador Esquerro comisionó a su hijo Carlos Esquerro Jr. Para que elaborara el diseño del kiosco y se contrató a los señores Julián y Manuel Galindo para que hicieran la respectiva maqueta. El trabajo dio inicio a finales de 1926 y los albañiles encargados de levantar esta hermosa obra fueron los maestros Arnulfo campos y Valente Andrade, auxiliados por los peones de albañil Alejandro Cornejo y Juan Agruel.
El mencionado Kiosco fue inaugurado con bombo y platillo el 5 de febrero de 1927 con la presencia de las autoridades representativas del Gobierno Municipal, Territorial así como del jefe Militar. Con el paso del tiempo el Kiosco del malecón fue ampliamente aceptado por los habitantes y era común que todos los días de la semana, al atardecer, decenas de paceños y visitantes se deleitaran tomando el aire fresco del Coromuel y caminaran por su hermosa banqueta. Al finalizar se sentaban en las bancas de cemento que había alrededor de este Kiosco y comentaban los sucesos ocurridos en la ciudad en los últimos días. Los fines de semana no era raro que se contrataran orquestas y bandas como la de Rafael Castro, Los Arce, Incorde así como otras que venían de Baja California, Sinaloa, Sonora o el resto del país. Algo que era todo un espectáculo y llamaba mucho la atención era que el Kiosco fue planeado sin contemplar una escalera fija para que subieran los grupos musicales o autoridades a realizar sus actos. Por ello, cada vez que un grupo musical iba a subir a tocar, se improvisaba una escalera bastante insegura sobre la que subía el músico y su instrumento, siendo de lo más jocoso cuando el que subía era el que tocaba el contrabajo o tololoche. También en los años 50´s en la parte inferior del Kiosco se instaló un puesto de venta de aguas frescas, gaseosas y dulces el cual era atendido por “el Talismán”.
En fin, que eran tiempos de mucha tranquilidad y diversión. En aquel entonces no se estilaba que los festejos del Carnaval se hicieran en el malecón, por lo que casi siempre este sitio y el kiosco se destinaba a actividades de paseo y descanso. Con la llegada del Gral. Bonifasio Salinas Leal a nuestro territorio, como encargado de la Gubernatura del mismo, se empezaron a demoler edificios tradicionales y algunos casi centenarios, so pretexto de darle modernidad a nuestra ciudad. Fue entonces que en el año de 1963, sin previo aviso y mucho menos consulta a los habitantes el autoritario Salinas Leal ordena que sea demolido este bello Kiosco después de 35 años de ser símbolo de nuestra ciudad y malecón. En su lugar amplió la plancha del malecón y dejó en el centro un restaurante con una gran superficie en su segunda planta. Este restaurante recibió el nombre de “la terraza” y en su segundo piso se realizaban grandes bailes.
Fue hasta el año de 1981, casi al finalizar la administración del gobernador Mendoza Arámburo, que decide reconstruir el Kiosco del Malecón haciendo una copia más o menos semejante al original, pero en ésta sí se contempla la construcción de una escalera de cemento para acceder al segundo piso.
El Kiosco del malecón aún sigue siendo un sitio apreciado por los paceños, a pesar de no ser el que originalmente estaba en este sitio. Lamentablemente los vándalos, un mal innecesario de nuestras ciudades modernas, se han ensañado con este recinto y a pesar de que las autoridades lo tratan de mantener limpio y pintado, estos vagos sin beneficio lo rayan y destruyen de forma persistente. Ojalá que algún día se imponga un servicio de vigilancia permanente para este espacio y se sancione de manera ejemplar a quienes lo destruyan.
Bibliografía:
La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, proceso histórico y símbolo emblemático – Profr. Gilberto Ibarra Rivera.
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