Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Nuestra ciudad de La Paz, desde la época de los 90´s ha visto trastocada su forma de producción de riqueza al incorporarse paulatinamente comercios de grandes cadenas nacionales e internacionales, todo ello producto del cambio en las élites del poder político que tenían lazos estrechos con los grupos de comerciantes. Para los paceños, adultos jóvenes, les parecerá inverosímil el imaginar que alguna vez nuestra ciudad dependió para su subsistencia de 4 familias que centralizaban el comercio y distribución de mercancías.
Nuestro puerto de La Paz empezó a poblarse a partir del año de 1823, pero no fue sino a partir del año de 1869 que empieza el despunte en las actividades económicas productivas con el consiguiente poblamiento desmesurado, para aquellas épocas, que se tuvo. Es innegable que con la llegada de Porfirio Díaz al poder, en el año de 1877, y la política de apertura sin condiciones a los capitales extranjeros a cambio de que trajeran la “modernidad” a todos los rincones del país vino a ser el detonante principal del desarrollo de nuestro puerto. Ahora bien, hay que dejar en claro que los beneficiados sólo fueron un puñado de comerciantes, agricultores, ganaderos y políticos que al llegar a nuestra ciudad invirtieron los recursos económicos con los que ya contaban y se enriquecieron a base de especulación y el contrabando, bajo la mirada miope del gobierno al cual le importaba más obtener una tajada de estas ganancias mal habidas que hacer respetar las leyes de aduana y hacienda. Es cierto que hubo personajes que labraron sus fortunas con el esfuerzo duro y honrado, sin embargo la excepción de estos casos no hizo más que confirmar la regla. Para la mayoría de los habitantes de nuestro territorio, las condiciones de pobreza en las que vivieron y la marginación a la que se les orillaba por parte de estas castas privilegiadas no hizo más que acentuar las divisiones sociales y económicas y crear una inmovilidad casi monolítica en estos planos.
Los detonantes de la activación de la economía en la península fueron la inversión de grandes compañías mineras que explotaron de forma industrial las minas del Real de San Antonio, la pesca de perlas que se realizaba en la bahía de La Paz y la isla espíritu Santo, la extracción de sal de Pichilingue y la Isla San José, así como una política de “subvención” en donde el gobierno federal ofrecía una compensación a las compañías navieras a cambio de tomar en cuenta los principales puertos de la península para traer y llevar mercancías así como pasajeros. Hubo un tiempo que a través de barcos se podía llegar desde California a los demás puertos del pacífico mexicano, San Francisco, San Diego y Yuma en Estados Unidos e incluso a puertos de centro y Sudamérica.
Según el censo que se hizo en el año de 1869 en nuestra ciudad habitaban 2 159 personas, y para el año de 1910, 31 años después, esta cantidad casi se triplicó teniendo un total de 5 536 habitantes. Con base a la llegada de esta gran cantidad de personas, la traza de la ciudad se vio incrementada, de ser un asentamiento casi exclusivo de lo que hoy se conoce como el “centro histórico” a ampliarse con los siguientes linderos: Al norte hasta la calle Frontera (hoy Colegio Militar), al sur hasta el Rancho El Palo (hoy calle Sonora), y al oriente la calle Duodécima (hoy Marcelo R. Ruiz). Existen diferentes registros de la época que las construcciones mejor elaboradas, con materiales de mejor calidad e incluso que disfrutaban de todos los servicios disponibles hasta esas fechas (agua de pozo, limpieza, drenaje y policía) eran los asentamientos que estaban en el primer cuadro de la ciudad, esto es donde residían las familias de mayor poder económico y político. En estos sitios también se construyeron los edificios que albergaban las oficinas de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial además de las fuerzas militares. En las orillas y bajíos de la ciudad de La Paz se fueron asentando la mayor parte de la población que no contaba con los recursos como para hacerse de un terreno con buena ubicación, es así como surgen los barrios de El manglito, El Esterito, Las Casitas, etc. En estos sitios se carecía de todos los servicios y el agua se abastecía de los pozos que se abrían por parte del gobierno para que la ciudadanía satisficiera sus necesidades básicas.
Las familias que conformaban el núcleo de la élite comercial de aquellos años (1860) eran los Ruffo, Hidalgo y González. La familia Ruffo era dueña de la próspera tienda que fundaron en 1861 llamada “La Perla de La Paz”, Los González se asociaron en un principio con los Ruffo pero en el año de 1890 se independizaron y fundaron la tienda “La Torre Eiffel”, y los Hidalgo eran propietario de la casa comercial “Hidalgo y Compañía” fundada en 1868. Estas familias acapararon la compra y distribución de las mercancías que llegaban a nuestro estado debido a que contaban con excelentes relaciones comerciales con comercios de todo México y el extranjero. Incursionaron en el negocio perlero y además fueron representantes de compañías extranjeras de grandes capitales como “El Progreso” y “El Boleo”. Posteriormente a estas familias se integraron las de los Cornejo, Vives y Viosca cuyos principales negocios estaban asociados a la extracción de perla y la sal.
Este conglomerado de comerciantes llegó a contar con un capital de más de 200 000 pesos, lo que para aquella época era una gran fortuna. Aunado a lo anterior tenían amplias referencias comerciales en compañías como Cicquot en Francia, W. Loaiza y Cia. En Nueva York y David Migdley & Saus en Manchester, entre otras de gran importancia mundial. Paulatinamente se fueron creando más negocios los cuales por lo general compraban a mayoreo en las grandes tiendas antes mencionadas y posteriormente lo vendían a “menudeo” entre la población de la ciudad. En el año de 1900 se contaban más de 70 pequeños comercios, los cuales casi todos se establecieron en las calles Puerto, Comercio, Obispado y Mijares.
Los dos factores que fueron los detonantes del crecimiento económico en aquellos años de 1872 a 1911 fueron los siguientes: El incremento en el valor de los productos que se explotaban y comerciaban como la plata, las perlas, la conchaperla y algunos productos agropecuarios; lo segundo fue la venta de herramientas y maquinarias para el desarrollo de las actividades en la minería, los ranchos y la industria marítima, la cual se mantuvo en incremento constante.
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