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Las Filipinas y su relación con La California



CIUDAD DE MANILA La ciudad de Manila fue sin duda el centro de la vida portuaria
de Filipinas, y compartió esta tarea con el arsenal naval de Cavite;
eran, en cierto sentido, ciudades complementarias. 

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Después de la exitosa expedición de Rodríguez Cabrillo por las costas Californianas y hasta llegar al paralelo en los 43 grados, tras su retorno a la Nueva España poco a poco el interés por conocer más sobre esta mítica península fue decayendo hasta que solamente se realizaron esporádicos viajes de algunas armadas en busca de perlas. Ni los esfuerzos del virrey de Mendoza o de sus sucesores lograron atraer el interés de la corona Española, sobre los resultados que se podían obtener pesaba la incertidumbre de si se podrían obtener algunas ganancias.

Un evento que ocurrió años después y que impactó favorablemente en retomar las exploraciones de la California y buscar la posibilidad de establecer una colonia española permanente fue el descubrimiento por los europeos de las islas bautizadas con el nombre de Filipinas y su tangible posibilidad del acceso al mercado oriental de especias y demás productos codiciados en Europa. Fue en el año de 1565 en que tras una búsqueda persistente se logró conocer una corriente oceánica que permitía acelerar el regreso o tornaviaje de aquellas islas asiáticas hacia la Nueva España con una mayor economía de tiempo.


El tráfico o comercio de cedas, especias y porcelanas no se hizo esperar y fue cuando se habilitaron los famosos "Galeones de Manila" o también conocidas como "Naos de China". Unos enormes barcos que se preparaban especialmente para soportar las tempestades y los largos viajes que en un principio duraban hasta casi 1 año. El tortuoso viaje de Filipinas a la Nueva España se realizaba viajando desde esta Isla hacia Japón y de ahí era arrastrado por la corriente de "Kuroshío" hacia América aproximadamente al paralelo 40, desde este punto realizaba un viaje bordeando la península de California y posteriormente el pacífico de la Nueva España hasta llegar a Acapulco como su punto final. Este viaje tardaba 6 meses lo cual ocasionaba que toda la tripulación llegara con severos problemas de desnutrición así como escorbuto.

CARGA DE LOS GALEONES DE MANILA En la imagen observamos: monedas de plata con cuñas Chinas, oro laminado y trefilado, arcón con decoración floral filipino, abanicos de varillas muy utilizados por las damas españolas e hispanoamericanas, un Sagrario de nácar de inspiración japonesa, infinidad de especias y un sin fin de múltiples objetos.

Otra situación que tuvo mucho qué ver con el deseo de la Corona Española por establecer una colonia permanente en la California fueron las incursiones de los piratas ingleses en esta península. Se sabe que Francis Dake y Tomás Cavendish asecharon el Galeón de Manila escondidos en las inmediaciones del cabo de San Lucas, pero sólo fue Cavendish quien pudo capturar a uno de ellos nombrado el Santa Ana del cual obtuvo un fabuloso botín. También subsistía el rumor de una leyenda sobre un estrecho o paso de Anián el cual permitía la unión de los océanos Atlántico y Pacífico, su descubrimiento significaría el ahorrarse meses de viaje por el mar y un acceso casi directo de los Europeos hacia las tierras asiáticas. Por todo lo anterior es imaginable el gran temor que se despertaba en la Corona Española de perder estas tierras del noroeste de sus posesiones.


Fue así como se patrocinaron los viajes de los exploradores Francisco Gali (1584), Pedro de Unamuno (1587) y Sebastián Rodríguez Cermeño para que buscaran la forma de establecer una colonia en la California que por un lado surtiera de alimentos, agua y atención a los enfermos que llegaran con el Galeón de Manila a estas tierras y por otra parte, fueran su avanzada militar para evitar que otra potencia del mundo se posesionara de sus dominios en aquellos sitios. Ninguna de estas exploraciones prosperó y fue así como finalizó el siglo XVI.

Bibliografía

A la diestra mano de las Indias Descubrimiento y ocupación colonial de la Baja California - IGNACIO DEL RÍO


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